Literatura. Periodismo. Crónica.
Por Mario Blanco.
Cuando se analizan las relaciones de España con el Gobierno revolucionario de Cuba a partir de 1959, surge algo contradictorio. ¿Cómo fue posible que Castro, prosoviético y con carácter comunista declarado a partir de 1961, nunca, repito nunca, se manifestara contra la persona de Francisco Franco, como lo hizo con tantos y tantos jefes de estado capitalistas? Incluso después del zafarrancho de combate que surgió a partir de las declaraciones de Fidel por la TV en contra del estado español en 1960, y que el entonces embajador español Juan Pablo de Lojendio lo increpara en el mismo estudio, diciéndole que eran puras calumnias contra España. Solo hubo un cambio de embajador.
Fidel, a pesar de que la ideología franquista era totalmente opuesta a la soviética, y aunque Franco se declaró neutral durante la Segunda Guerra Mundial, se sabe de sus coqueteos con Hitler y Mussolini, e incluso hubo sus apoyos de parte y parte. Pero Castro siempre se autosatisfizo con el hecho de que España nunca cedió ante las exigencias estadounidenses para que rompiera relaciones con Cuba y que no negociara nada con el régimen cubano. ¿Era suficiente esto para que Castro no injuriara a España y a Franco por su actitud falangista y su golpe de estado contra la República en 1936, que conllevó a la Guerra Civil española, y donde tantos españoles, y no españoles, murieron vinculados a las Brigadas Internacionales de apoyo a la República? No, siempre a mi juicio hubo algo más poderoso que las creencias ideológicas, y fue la descendencia gallega, común de ambos dictadores, que a la larga también tuvieron el vínculo dictatorial en la jefatura. Durante ambas dictaduras se fusiló y se metió en prisión a miles de oponentes. Quizás Castro se miró múltiples veces en el espejo de Franco, y no se duda de la posible idolatría que tenía por él, pues se sabe de un retrato del general español en su cuarto de Birán, solo que, los resultados han sido bien distantes, mientras Franco cedió, mejoró la economía e instauró un régimen monárquico nuevamente en España a través del entonces bisoño Juan Carlos de Borbón, Castro dejó un país devastado económicamente, y la dinastía castrista capitalizada a través de su hermano, muy poco de bueno y nuevo ha traído, y después de 60 años, Franco estuvo casi 40, nuestro país sigue navegando dentro de un mar de pobreza e incertidumbre.
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