Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.
Sí, sigo trabajando, que para mí es activar la mente y emborronar cuartillas y no lo niego. Cada vez que la musa me hace la visita le hago el amor. A veces me ha parecido que la provoco, la incito, y ella voluptuosa doncella acude al coito literario, no sé si para satisfacer su joven calentura o para entretener esta vieja “testa” como un acto bondadoso. Vaya tampoco con fanfarronadas, que no siempre me comporto, ahora en las letras, como aquel toro que fui en mis años mozos, ahora estos, “desenlaces amorosos”, unos salen mejor que otros y tengo que pulirlos una vez terminados y además con la cooperación de mi impecable ayudante, pues se repiten palabras con el mismo sentido, falta una coma aquí y otra allá, y alguna que otra idea quedó enrevesada y debo esclarecerla, en fin, que me proyecto como un manicuro y tal como refleja el escrito leído ayer en la revista digital Cubaencuentro, del certero periodista Carlos Espinoza, titulado, “Errar es de Humanos”, donde hace una bella panorámica de muchos errores de edición desde la Biblia hasta nuestros días, y que abarcan a decenas de escritores famosos, también debiendo ellos incluir en los libros las famosas fe de erratas, para subsanar múltiples errores a la hora de la impresión.
Pero amigos, así sucede, unas veces nos levantamos acuciosos por escribir y tenemos todo al alcance de la mente, el tema, las ideas, y salen los artículos como panes del horno, otras tenemos la ansiedad de escribir, quizás pura física, pero pensamos y no nos llega el tema y sabemos que necesitamos fisiológicamente hacerlo, pues todas nuestras células están en función de ello, y meditamos un poco y, zas, ahí está la guía que desarrollamos y sale el articulo o más bien la expresión literaria de nuestro estado de ánimo o pensamientos. Por otra parte, con desasosiego pienso en los articulistas o periodistas que lo tienen que hacer por profesión y están obligados a escribir sobre algo, cuando a mi juicio la literatura es tan espontánea, y debe surgir como dije, cuando la musa esté ahí presionándote, o de otra parte si tienes el deseo espontaneo interior de verla y casi la llamas a gritos, o la provocas con algunas artimañas de seductor empedernido.
Queridos amigos, la escritura es una droga, solo que la misma no socava nuestra salud, pero sí necesita exponerse como en una escena de nudismo y que la aplaudan, o no tendrá su propia íntima satisfacción que le permitirá el sosiego momentáneo, solo el necesario para despertar e invocar a la tentadora musa, si esta no ha salido a nuestro escenario mental en ropa interior, para provocarnos otra vez.
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One Comment on "Cada vez que me visita la musa le hago el amor"
¡Ah, escribir…! Placer y tortura entremezcladas…