Aún viven las dos en mí

Written by on 20/05/2024 in Cronica, Literatura - No comments
Literatura. Crónica.
Por Gustavo Catalán.

            De entre otras muchas enfermas que traté durante mi ejercicio profesional, dos de ellas me vuelven con frecuencia a la memoria en forma de recuerdos teñidos de emoción. Como escribiera Pedro Salinas, me sigue doliendo ese largo adiós que no se acaba. Y perdonen la tristeza.

            Una de ellas, Elsita P., sonriente y animosa, convertía cada visita a mi consulta, durante los años de nuestra relación, en un entrañable rato cuajado de sentimientos. El cáncer de mama que padecía dio sin embargo y finalmente la espalda a los esfuerzos de ambos. La joven – poco más de treinta años por entonces – amaba cuanto la rodeaba, vestía de positividad cualquier experiencia y su afán por seguir construyendo un futuro plagado de alegrías me impidió, cuando hubo de ingresar en un centro de cuidados paliativos, afrontar junto a ella el infausto pronóstico. “Saldré de aquí en cuanto mejore, ¿verdad? Y empezaré a planear el próximo viaje…”. ¡Claro!, le respondí aun suponiendo, como así fue, que no pasaría de una semana. A los tres días y por la tarde, al salir del hospital, me acerqué de nuevo en coche a la Unidad de terminales y entré en su habitación. Pálida, respiraba con dificultad y sin embargo, el deteriorado estado no borraba la esperanza de sus ojos. “¡Gracias por venir a verme! Podría preguntar cuándo me podré ir…”. “En poco tiempo, Elsita”. Acaricié su mano y salí del cuarto. Al volver, pasado un rato para cambiar impresiones con sus cuidadores, había fallecido en soledad.

                Nunca he sido partidario de ocultar la realidad a los enfermos por más dura que sea, y es que hacerlo es cercenar el derecho que todos tenemos a disponer de nuestra vida con independencia de su estado y duración. Elsita me había nublado esa convicción por creer que era mejor para ella, pero acabé arrepentido y por ello, cuando Claudia A. – argentina, de Bariloche – me interrogó sobre la prevista evolución del tumor, le respondí sin ambages. Había venido a este país por mor de su trabajo tras ser operada y tratada con quimioterapia allí, y acudía a revisiones periódicas. En una de ellas y refiriendo síntomas alarmantes, el estudio de extensión reveló metástasis múltiples. Así se lo dije, y también de la incurabilidad pese a lo que pudiéramos hacer. “¿O sea que moriré a no tardar?”. El plazo es impredecible de momento – le dije -, pero el tratamiento sólo conseguirá, en el mejor de los casos, enlentecer el proceso. “Pues regresaré a Bariloche el mes que viene. Allí es invierno; podré esquiar, como hacía antes de venir a España, y estar de nuevo entre mis paisajes mientras espero el final…”. No volví a verla, pero años después viajé a aquel país, me llegué a Bariloche empujado por su recuerdo y pude imaginarla entre la nieve.

Elsita y Claudia siguen conmigo cuando miro hacia atrás y la añoranza continúa haciéndome daño. En un caso quise apoyar la esperanza y en otro la resignación, pero ninguno de ambos sentimientos se apoderan de mí cuando me vuelven y es que no creo, como afirmara la poeta Olga Orozco, que en el fondo de todo haya un jardín.

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About the Author

J. GUSTAVO CATALÁN Nacido en Guipúzcoa. Licenciado y Doctor en Medicina (1990) por la Universidad de Barcelona. Especialista en Oncología y Endocrinología. Diplomado en Metodología Estadística por la Universidad de París y en Sanidad (Escuela Nacional de Sanidad,1982). Tras ocupar la subdirección del Centro Regional de Oncología de Baleares, jefe de la Sección de Oncología del Hospital General de Mallorca hasta 2002 y, posteriormente, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Son Llàtzer (Ibsalut) hasta 2011. En la actualidad, ejerzo en el ámbito privado. Autor o coautor de más de 100 artículos y diez libros sobre la especialidad. Miembro electo de tres sociedades científicas nacionales y dos internacionales (European Association for Cancer Research y European Society for Medical oncology). He formado parte del comité editorial en cuatro revistas profesionales y becado por trabajos de investigación en ocho ocasiones. En 1987 obtuve el Premio Ciudad de Palma en el área de investigación científica. EN CUANTO A LAS LETRAS… En 1993, el primer libro de relatos: "De una cierta desmesura" (Edit. Prensa Universitaria. Palma de Mallorca) y, en 1997, el segundo: "Mi Giovanna por tres horas". Otros cuentos en volúmenes colectivos (1996, Edit. Noesis, Madrid; Edit. Ergon en 2005 y 2007…). Autor de las novelas “No habrá quien nos pueda separá más nunca” (Edit. Olañeta, Palma de Mallorca, 2000), “La fosa común” (Edit. Huerga y Fierro, Madrid, 2001) y, en la misma Editorial, “Tiempo de Despedidas” (2006) y “Frente a mí” (2014). También colabora en prensa con asiduidad. Autor de la columna semanal “Polvo de Letras” en la revista “Illespress” hasta su extinción y, desde hace 17 años, los domingos, columnista de opinión en “Diario de Mallorca”. Colaborador asimismo de la revista digital "Palabra Abierta", de Eastvale, California. En 2013 inició el blog “contar es vivir (te)” (http://gustavocatalanblog.com).

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