Armando Añel, “Erótica” y la posmodernidad bien asimilada

Written by on 04/03/2016 in Critica, Literatura - No comments
Literatura. Periodismo. Crítica.
Por  Waldo González López
Armando Añel 2

Armando Añel

Erótica. Armando Añel

“La realidad no era otra cosa que recuerdo

incesantemente recreado”

Armando Añel

Entre las novelas leídas desde mi arribo a Miami y los consiguientes análisis y publicación, en la revista Palabra Abierta, de mi artículo sobre el valioso volumen Llevarás luto por Franco y otros relatos, de Teresa Dovalpage, he seleccionado otra igualmente acorde con los presupuestos estéticos del posmodernismo: Erótica, de Armando Añel.

Ya de entrada, en la «Nota del Autor» de la más reciente edición de Erótica (2013; la primera corresponde a Letra de Molde Ediciones en 2010), el narrador, ensayista, poeta y editor cubano Armando Añel (La Habana, 1966), informa al lector:

Esta segunda edición de Erótica, ya bajo el sello Neo Club Ediciones, pretende ser la definitiva de un libro que me ha dado muchas satisfacciones. La novela merecía un glosario y una revisión más exhaustiva, además de la inclusión de una decena de nuevas viñetas y un reordenamiento que facilitara la comprensión (sobre todo a nivel cronológico) de la historia narrada.

Por otra parte, leemos en la nota de contracubierta:

Erótica cuenta la historia del islote Thamacun, nación secreta invadida y arrasada en 1960 por la vecina Cuba. Paralelamente, ya en el presente, la novela describe el éxodo desatado por dicha invasión y el resurgimiento en Internet de la cultura thamacunesa. Un resurgimiento que, sin embargo, se ve amenazado por la manipulación ultranacionalista o puntoCon. Así, Idamanda, el personaje protagónico debe enfrentar el avance colectivista en el ciberespacio —Cumberland, Playa Hedónica— e incluso en tierra firme —Estados Unidos—, oponiendo a esta nueva invasión el espíritu del Gran Salto Adelante.

Apocalipsis. Armando Añel

Pero, más, mucho más le depara al lector de esta atractiva nivola (por decirlo con el neologismo instaurado por Unamuno en el prólogo de su novedosa creación Niebla, con el fin de distanciarse de las novelas realistas hispanas de fines del siglo XIX), pues no son pocos los recursos posmodernos (re)elaborados por Añel, tales la inclusión en las páginas finales (191-193) de un irónico/humorístico «Glosario» con los términos de su varia invención, cuyos significantes adoptan y adaptan vocablos cambiados por el castrismo. Valgan los siguientes ejemplos:

  1. «El Hecho (o El Hecho Thamacun): Estado espiritual que se alcanza en Erótica tras trascender conceptos como “Patria” o “Historia” y arribar a la liberación interior en forma de hecho creativo o entrega generosa. Se trata de un término difícil de traducir o conceptualizar […]».
  2. «punto.COM: Denominación utilizada en Erótica para designar a agentes nacionalistas, o colectivistas, o a instituciones con esos rasgos, fundamentalmente cubanos o de origen cubano, pues fue y es Cuba el imperialismo que con más saña ha intentado frenar la expansión de la cultura cumberlana.»
  3. «Segundo Éxodo: El Segundo Éxodo parte de Thamacun en 1959, tras la implantación del totalitarismo en la vecina Cuba y ante la amenaza imperialista que este acontecimiento representaba para el islote. En 1960 el éxodo se completa con la invasión del Reducto por fuerzas del régimen cubano —política de tierra arrasada— y la consecuente dispersión de los thamacuneses por todo el mundo».

Mas, otras apropiaciones posmodernas son bien asumidas por el autor, tales la ficcionalización, la imaginería y el afán invencionero, como los «préstamos» y el humor en varias de sus tonalidades, entre otras aristas disfrutadas en su ambiciosa obra, que rebasa muchas de las tentativas creadas por narradores de su promoción.

Asimismo, entre las adopciones posmodernas, está la reiteración de títulos de capítulos, deuda contraída con el multilaureado Guillermo Cabrera Infante, Premio Biblioteca Breve 1964 por Vista del amanecer en el trópico, devenida después Tres tristes tigres; Premio Cervantes, 1997, e Internacional de la Fundación «Cristóbal Gabarrón», en Letras, 2003 y con su ya clásica novela (si bien aquí Añel le dedica uno de sus homónimos capítulos: «El Pasado. Bibliografía» (pp. 75 y 76) que inicia con la alusión/confesión de haber tomado en préstamo el mencionado recurso estilístico, utilizado por su (y mi) admirado Caín, en «TTT», tal solía llamar su mayor creación el también emblemático narrador de La Habana para un infante difunto (Seix Barral, 1979), y el impar periodista con títulos definitorios de su impronta, tales: Un oficio del siglo XX (Ediciones R, La Habana, 1963), Exorcismos de esti(l)o (Seix Barral, 1976), Mea Cuba (Alfaguara, 1992), Mi música extremada (Espasa Calpe, 1996), Vidas para leerlas (Alfaguara, 1998) y El libro de las ciudades (Alfaguara, 1999).

De tal suerte, Añel revela el parentesco de Erótica con el emblemático volumen de cuentos de Caín: Así en la paz como en la guerra, (que tanto influyera en los narradores cubanos de los  años 60, 70 y 80), cuyo título parafrasea, “jugando”, recurso muy empleado por los cuentistas de esta corriente. Así, escribe:

En 1958, Olimpia Ediciones publica Un grito de guerra muy particular, de Guillermo Cabrera Infante. Más que un libro, se trata de un folleto de apenas treinta cuartillas, compuesto por un revolucionario ensayo y sucesivas notas al margen. A su vez, las notas desembocan en numerosos epílogos, o apéndices independientes.

Y ya en las líneas finales, remeda con certero «jeu de paroles» el estilo de Caín, con no menor acierto «paronomásico», de esta suerte: «Un tópico —trópico utópico— sin dudas sorprendente.»

Personajes y humor

Igualmente posmodernos resultan otros recursos utilizados por el autor, como los personajes y el humor, explotado en amplísima gama y numerosas vertientes.

En consecuencia, Añel da guiños a personajes reales que inserta en su épos, en primer lugar, Idamanda (su esposa: Idabell Rosales a quien dedica su novela y es protagónica de Erótica) y varios colegamigos, como el destacado narrador, laureado en el Premio Casa de las Américas: José Lorenzo Fuentes («J. L. Fuentes y la [ficcional] revista Mambo y otras adversidades»); el no menos singular narrador y periodista Carlos Alberto Montaner (aquí «C. A. Montaner»), del que puntualiza aspectos —como creador y anticomunista— del valioso novelista de Tiempo de canallas, La mujer del Coronel y Otra vez adiós:

Montaner puede desalmidonar las zonas aun no suficientemente relajadas de El Lenguaje —escribiría Mónica Medler en carta dirigida al educador Vicente Máximo, en 1968—. No solo se trata de un hombre que conoció de cerca la barbarie totalitaria… sus habilidades lingüísticas también son de sobra conocidas.

Asimismo, surgen en la trama destacados colegamigos, como el poeta y periodista Vicente Echerri; el narrador, ensayista y poeta Manuel Gayol Mecías; uno de los relevantes caricaturistas disfrutados en el Nuevo Herald, a cuyo arte le adjudica el narrador el calificativo «de prócer como el gran Omar Santana». En otro capítulo de «El Presente. Los Próceres», alude a otro personaje real: «En Miami, Proust El Balsero había conocido a Rodrigo de la Luz, “El poeta dibujante”, a quien convertiría en su maestro.»

El autor incluye igualmente al gran ajedrecista José Raúl Capablanca, al que dedica otro de los capítulos con títulos reiterativos de «El Pasado. Los Orígenes». Y en otros momentos, asimismo, mencionará a los presidentes Mario García Menocal y Gerardo Machado.

Asimismo, en la Nota 24 (p. 171) de otro capítulo con título recurrente: «El Presente. El Lenguaje» se refiere in extenso a un tempranamente fallecido poeta:

A mediados de 2008 […], el desaparecido poeta cubano Heriberto Hernández intentó, rudimentariamente, montar una operación de descrédito contra Erótica, inventándose un Thamacun inverso, conceptualmente autoritario. El Thamacun de Hernández no rebasó los prolegómenos de sus tres primeras crónicas, y reproducía casi milimétricamente los déficits sociopolíticos de la vecina Cuba: “El anuncio de un concierto del andrógino cantante argentino Fito Páez en el gran teatro de Thamacun, movilizó a todos los gays del islote, que no perdían ocasión para con cualquier pretexto, manifestarse públicamente, ante la cruel represión y penetrar los entresijos de El Lenguaje […]

Del propio modo, otras criaturas no surgidas, pero sí recreadas por su sorprendente imago llegan a y parten de la nivola, estableciendo otros imaginarios y reales personajes en esta historia/intrahistoria.

Así, la recordada Meneíto —la hermosa modelo Marta Veliz— quien anunciaba, en la TV, una de las dos más populares cervezas cubanas, de la que decía, botella en mano: «Tome Cristal». En otro momento, ya en los inicios de la «Revolución», se alude a dicha rumbera, en «El Presente. La Blogosfera» y surge, de improviso, una pregunta alusiva al bongosero Pello El Afrocán, popularizado tras la fuga de los más talentosos músicos y, en consecuencia, la carencia de nuevos ritmos: «¿Por qué insistía el director de la Orquesta Sinfónica local, y exministro de Cultura, Pello el Anglocán, en ir a tocar a Cuba?» Asimismo, en otro momento, aparece otra pregunta sobre el mayor trovador cubano: «[…] ¿qué había sido de La Voz de Sindo Garay?»

La mixtura posmoderna se da, igualmente, en personajes reales de Miami, tal se menciona en la nota 27 del anterior capítulo, donde leemos: «[…] se sabe que en 1997, en torno al asesinato del diseñador Gianni Versace, la policía del condado Miami-Dade encontró vínculos que apuntaban a Sealand.»

Otro momento posmoderno, con impetuoso humor y afilada ironía, es el fragmento en que el autor fotografía el hipócrita ambiente de la UNEAC, bajo la  fachada otorgada por el régimen de Organización No Gubernamental (ONG), bien conocido por quienes integramos dicha institución. Aquí, Añel de paso, da un guiño a la excelente novela: La insoportable levedad del ser (1984), del relevante narrador anticomunista checo Milan Kundera:

En La Habana […] la Unión de Escritores secuestrados por la insoportable levedad de los comentarios de pasillos, tenedores de recados de la ya aneja institución, arrancándose tiras del pellejo, odiándose a muerte en el sopor de los debates estivales, regados con ron albañal y refresco de polvito…

En una de las numerosas y no menos deliciosas notas al pie, Añel da también paso al humor, y escribe:

[…] el surgimiento del Nuevo Songo del Norte pudo constituir en principio, una maniobra envolvente del nacionalismo cubano, pero también una jugada especulativa de ciertos próceres de la desmitificación, conscientes de que El Hecho albergaba suficiente potencial humorístico para desmontar la estética choteadora de sus adversarios conceptuales.

Sobre el harto conocido humor de los cubanos —uno de los rasgos definitorios de nuestra idiosincrasia—, en uno de los capítulos «El Presente. La Blogosfera», ampliando el tema del «Caso del Ruiseñor Enjaulado (o del Bloguero Dubitativo)», Añel narra:

En la distancia, el Bloguero Dubitativo había logrado construirse una jaula desde la que cantaba, como el ruiseñor del cuento, con una tristeza que partía el alma. Cantaba y cantaba, y de tanto oírlo cantar Del Monte, espoleado por la curiosidad, había “descubierto” que en realidad quería hacerse el gracioso. “Nada más natural en un cubiche que querer hacerse el gracioso”, insistía el amante de Rosael, pero ésta no estaba dispuesta a perderse en lugares comunes.

Un aspecto sobresaliente en el concomitante humor de Erótica es otra de las «geniales» e irracionales ideas del hoy agónico Tiranosauro, cuya enajenación le llevaría a empeñar al país en otro de sus costosos proyectos ideológicos: las absurdas concentraciones impuestas al pueblo todos los sábados a lo largo del país, como parte de la no menos absurda, insoportable y frustrada Batalla de Ideas que, sin éxito, apenas mantiene una de sus tediosas vertientes en la paupérrima TV nacional: Las Mesas Redondas, conducidas por un impuesto y desagradable comentarista, motivo de todas las burlas de los cubanos por su adulación al vetusto anciano nacido en el poblado campesino de Birán, al punto que, durante un tiempo, se vendía en las shoppins por CUCs, un simpático perrito que movía la cabeza afirmativamente, por lo que era nombrado hasta por las empleadas de esos comercios como el presentador de tan lamentables programas: Randy Falcón.

Justamente, la descabellada invención tiranosáurica: La Batalla de Ideas será definida por Añel con certero adagio: «Toda una cultura sumergida, finalmente flotando al servicio de la esclavitud».

No menos significativa es su definición del Nacionalismo: «[…] que es letal en cualquiera de sus variantes —bien lo saben los habitantes de nuestro islote—, pero el nacionalismo cubano lo es a la enésima potencia».

En otro momento, el autor redefine la propia novela cuando, parafraseando una de las clásicas piezas de Shakespeare, en el inicio de un capítulo con el título reiterativo de «El Presente. Bibliografía» (p. 126), leemos:

«La tesis fundamental de Idamanda: la democratización del ego, de Walter Facundo, se sostiene en un reproche: Erótica no es más que un rapto atolondrado de la más conocida de sus fundadores, poco menos que el sueño de una noche de verano».

Mas, en la siguiente página del capitulillo, apunta:

«Erótica existía, ciertamente, pero en otra dimensión. Y esa otra dimensión nada tenía que ver con la astrofísica: existía en la memoria de los hombres, pues, supuestamente, la realidad no era otra cosa que recuerdo incesantemente recreado».

Pero es en otro de los capítulos «El Pasado. Los Orígenes» (pp. 173-174), donde ofrecerá Añel un insuperable análisis y vivisección de la conjunción palabra/símbolo, entregando la mejor definición de la Isla-Gulag, bajo la bota del tirano quien, en su indetenible afán de dominio mental del pueblo, llegara a afirmar e imponer durante décadas frases sin sentido, como una de las primeras: «Esta es tu casa, Fidel» que, impresas por miles en chapillas de metal, eran (im)puestas en las puertas de los hogares durante los años 60 y 70. Asimismo, otras no menos estúpidas, serían impuestas por el totalitarismo, como «Cuba es Fidel», «Fidel es Cuba», u otra prosoviética, promovida más tarde: “<Los hombres mueren, el partido es inmortal>, declararía en su momento el abogado holguinero”.

En consecuencia, escribe Añel, entreviendo —guiño mediante— expresiones de un texto lezamiano:

Erótica era un mohín inquisitivo en medio del estruendo nacionalista, la culminación conceptual de una creencia asentada hasta la extenuación: la patria era uno mismo —los afectos y amores del individuo—, luego entonces no tenía sentido invocar el nombre de la patria. Luego entonces carecía de sentido regresar a una simbología lingüística ya superada —el pasado eternizado en las viejas palabras—, que aportaría a los cumberlanos lo que la baba del caracol a la vajilla de porcelana.

En otro momento de «El Presente. El Lenguaje», menciona el narrador otra verdad expresada por su personaje central, Idamanda:

La gente de las islas vive marcada por su condición ambigua, casi anfibia, por un amor a la tierra que el viento y el agua violentan una y otra vez, prestándole un peso y un volumen escurridizos», escribe Idamanda en La isla desaparecida: Un epílogo al Lenguaje del Tercer Éxodo.

Traicion de Fidel a un líder de la Revolución

La conocida megalomanía (locura y frenesí) de Fidel Castro lo llevaría a eliminar a uno de sus más cercanos compañeros de lucha. El crimen ordenado por él contra el carismático Camilo Cienfuegos es harto conocido fuera de Cuba, ya que en la Isla muchos ignoran el vandálico hecho, toda vez que para ocultar la saña del tirano, cada año, en la fecha de la «desaparición» del mítico sastre, amante del béisbol y la fotografía, el pueblo (niños, adolescentes y jóvenes, y trabajadores de todas las ramas) son obligados a lanzar al mar «Una flor para Camilo», en recuerdo al asesinado guerrillero. Añel lo deja escrito en varios momentos de su libro, recreando el oscuro extravío del valiente habanero en las aguas del Caribe, de acuerdo con la trama de su novela.

Así, en el capítulo «El Pasado. Segundo Éxodo» (pp. 102-104), escribe:

Poco se sabe de la desaparición de Camilo Cienfuegos, si se descartan las especulaciones relacionadas con unos hermanos Castro celosos de su popularidad. Lo cierto es que el carismático comandante no murió derribado por un caza de la fuerza aérea castrista, como sostienen algunos autores, y ni siquiera desapareció en el mar a causa del mal tiempo.

En otro de sus capítulos «El Pasado. Segundo Éxodo» (p. 119), escribe:

«En diciembre de 1959, poco antes de que Camilo Cienfuegos fuera sacrificado y los pocos sobrevivientes de la política de tierra arrasada, decretada por la vecina Cuba dieron con sus huesos en la cárcel, el Consejo de los Consejos […]».

Y aun en otro de los capítulos «El Pasado. Segundo Éxodo» (pp. 140-141), escribe el autor:

En cuanto a Cienfuegos y su papel en la desaparición del Reducto, mucho se ha especulado. […] el guerrillero no dudó en inmolarse por la causa perdida de su propia vida. Un grupo de doce milicianos repelió junto a él los primeros embates castristas, pero su resistencia fue la de la aguja en el pajar que arde en llamas.

«El Señor de la Vanguardia» fue borrado del mapa como fue borrado del mapa Thamacun […]

Tras este bojeo analítico por Erótica (donde he demostrado su filia con la estética posmodernista), ahora doy paso a fragmentos de las apreciaciones críticas de tres colegas narradores sobre el valioso volumen por coincidir de algún modo las mías.

José Lorenzo Fuentes ha afirmado con  razón que

«Erótica cumple con el primer requisito que Somerset Maughman le exigía a toda novela: entretener. En este caso, entretener desmitificando. Desde las primeras páginas Añel atrapa al lector con una historia que, de tan irreal, se parece a la vida.»

Por su parte, Manuel Gayol Mecías, expresaría, con sentido augural:

En Erótica el sentido ensayístico se conjuga con la ficción y lo lúdico, y puede abrir las compuertas para una novelística conceptualmente futurista sin perder la profundidad del presente. Añel es un autor que de alguna manera tendrá que ser reconocido como uno de los pioneros de una nueva literatura cubana.

Finalmente, Luis de la Paz subrayó que: «Armando Añel logra con Erótica la primera novela-blog que conozco.»

Tras todo lo antes apuntado en torno a Erótica, ahora espero como otros lectores y críticos la publicación del «segundo tomo de la saga erótica, a continuación de Erótica», tal anuncia en las líneas finales de esta primera parte.

En suma, el talentoso narrador puede sentirse satisfecho por dimensionar el cauce a la experimentación e innovación de la novela cubana de esta orilla, vía igualmente transitada con acierto por Teresita Dovalpage y otros prosistas del exilio.

 

Sobre el narrador

Armando Añel (La Habana, 1966). Escritor y editor cubano. Entre 1998 y 2000 se desempeñó como periodista independiente en Cuba, colaborando en medios como Radio Martí, Cubanet y Cuba Free Press, siendo cofundador y vicepresidente del aún activo Grupo de Trabajo Decoro. Tras recibir el premio de ensayo anual de la Fundación Friedrich Naumann en la primavera de 2000, viajó a Europa, donde residió en varios países hasta radicarse en Miami, Estados Unidos, en el verano de 2004. Literatura y artículos suyos aparecen regularmente en publicaciones de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, y ha publicado varios libros. Ha publicado, entre otros libros, las biografías Jerónimo Esteve-Abril, apuntes y testimonios e Instituto Edison, escuela de vida, las novelas Erótica y Apocalipsis: La resurrección. En su momento fue el editor del blog Cuba Inglesa. En la actualidad es editor del portal digital Neo Club Press y miembro fundador y uno de los coordinadores del Festival Vista de Arte y Literatura Independiente de Miami.

[Este trabajo fue enviado por el autor especialmente para Palabra Abierta]

Waldo González López

 

 

 

 

©Waldo González López. All Rights Reserved

About the Author

Waldo González López (Cuba, 1946). Poeta, ensayista, crítico literario y teatral, antólogo y periodista cultural. Graduado de Teatro en la Escuela Nacional de Arte, donde creó el Archivo de Dramaturgia e impartió clases de Historia de la Literatura para Niños y Jóvenes, en la Cátedra de Teatro para Niños (cofundada por él) y de Historia del Teatro Universal y Cubano. Cursó estudios de Francés en el Instituto «Máximo Gorki» (1964-1966), Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana, 1979), integró el Centro Cubano de la Asociación Internacional de Teatristas de la Infancia (ASSITEJ, de la UNESCO), las Asociaciones de Teatro y Literatura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en sus Secciones de Crítica Teatral, Poesía, Traducción Literaria y Literatura para Niños y Jóvenes. Fue Asesor del Teatro Nacional de Cuba y de los dos Centros Iberoamericanos de la Décima (La Habana y Las Tunas). Sus versos han sido traducidos a varias lenguas y publicados en Francia, Estados Unidos, México, Colombia y Argentina. Ha traducido del francés a los poetas Jacques Prévert, Marie de France, Molière, Joachim du Bellay y realizó versiones para la antología Poesía polaca. Su labor como poeta, crítico teatral y literario, antólogo y ensayista ha sido reconocida entre otros, por las pedagogas y antólogas puertorriqueñas Flor Piñeiro e Isabel Freire de Matos en su volumen Literatura Infantil Caribeña; el profesor y ensayista jamaicano Keith Ellis, en su estudio Cuba’s Nicolás Guillén: Poetry and Ideology, y el antólogo y ensayista español Antonio Merino en el prólogo de su antología Nueva poesía cubana. Ensayos suyos fueron incluidos en las antologías Nuevos críticos cubanos, Acerca de Manuel Cofiño y Valoración múltiple: Onelio Jorge Cardoso. Prestigiosos ensayistas y críticos cubanos y de otros países se ocuparon de sus múltiples libros. Fue jurado consuetudinario en eventos literarios, teatrales y de periodismo cultural, y participó en Congresos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), foros y otros encuentros con especialistas de Cuba y otros países. Entre sus más de 25 libros resaltan los poemarios: Que arde al centro de la vida (1976), Salvaje nostalgia (1991), Casablanca (Colombia, 1994), Las palabras prohibidas, Estos malditos versos, Ferocidad del destino, El sepia de la nostalgia y Umbral de la nostalgia (libro de arte, con sus poemas ilustrados por la artista plástica Julia Valdés); los cuadernos para niños: Poemas y canciones, Donde cantan los niños, Jinetes del viento, Libro de Darío Damián y Voces de la querencia; las antologías poéticas (con selección y prologo suyos): Preciosa y el aire (textos de García Lorca, 1976), Los versos de tu amigo (textos de García Lorca para jóvenes, 1978), Que soy marinero yo (textos de Antonio Machado, 1984, Premio de la Crítica de libros para la infancia, 1985), Cazador de colores (poemas del cubano Emilio Ballagas; 1986), y para adultos: Paris at night (poemas de Jaques Prévert, traduc. y pról. suyos, 1993), Hasta que Dios queme el tiempo (poemas de William Butler Yeats, 1993), Añorado encuentro. Poemas cubanos sobre boleros y canciones (2001), Viajera intacta del sueño. Antología de la décima cubana (2001), Este amor en que me abraso (décimas de José Martí; 2003), De tu reino la ventura. Décimas a las madres (2003) y Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica cubana (2004). Asimismo, es autor del volumen de ensayos Escribir para niños y jóvenes (1983) y de la antología La lectura, ese esplendor (ensayos de figuras internacionales sobre lectura y literatura (Campaña Nacional por la Lectura, Quito, Ecuador, 2009), Navegas, Isla de Oro. Panorama de la décima para niños (en colaboración con Mayra Hernández; 2009), Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX (en colaboración con Mayra Hernández, en 2 tomos: 2009 y 2010). Como de los libros de crítica literaria: La décima dice más (2005) y La décima, ¿sí o no? (2006), ambos con reediciones; y las antologías La soledad del actor de fondo. Monólogos cubanos (1989) y Cinco obras en un acto (2001), así como el de crónicas Niebla de la memoria. En Cuba mereció las siguientes distinciones: Diploma al Resultado Científico por Colaborar con la nueva Historia de la Literatura Cubana, en tres volúmenes, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; el Laúd y la Medalla del Cucalambé (Las Tunas); Diploma por la Labor Realizada en Apoyo a la Décima (Universidad “Camilo Cienfuegos”, de Matanzas); Reconocimiento como Escritor y Crítico Literario (Presidencia del Instituto Cubano del Libro) y Distinción por la Cultura Nacional. EN MIAMI Desde su arribo a Miami (julio de 2011), ha sido jurado en los Concursos Internacionales: de Poesía (2012) y «La vigencia de Tula» en homenaje al 200 Aniversario del natalicio de Gertrudis Gómez de Avellaneda, ambos de la Editorial Voces de Hoy), el Internacional de Poesía «Facundo Cabral» (2013, del Gremio de los Artistas Latinoamericanos, GALA). Asimismo, ha fungido como jurado de los eventos escénicos: 1er. Festival Internacional de Obras de Pequeño Formato (Compañía teatral ArtSpoken, 2011), 1er. Primer Festival Internacional de la Comedia (Compañía Havanafama, 2013) y de Teatro de los Miami Life Awards. Participó como ponente en el «Congreso Internacional de Dramaturgia y Artes Escénicas. Teoría y Práctica del Teatro Cubano del Exilio Celebrando a Virgilio Piñera, en su Centenario» (Universidad de Miami, 2012). Mereció el 3er. Premio de Poesía en el Concurso Internacional «Lincoln-Martí» (2011). Integró los Consejos Asesores del Festival Internacional de Monólogo “A una voz” y del Gremio de los Artistas Latinoamericanos (GALA).

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