Literatura. Poesía.
Por Antonio Acevedo Linares…
Las musas
Los númenes que
inspiran a los poetas
protectora de las ciencias
y las artes
según la fábula
nueve deidades que
habitaban en el Helicón
o Parnaso
con una tablilla
y una pluma, Calíope
guerrera musa de la poesía épica
con un rollo de papiro
y un libro en la mano, Clío
intelectual musa de la historia
con una lira, Erato
sensual musa de la poesía erótica
con una flauta, Euterpe
sentimental musa de la poesía lírica
con una máscara trágica, Melpómene
dramática musa de la tragedia
con una máscara cómica, Talía
risueña musa de la comedia
en una actitud meditativa, Polimnia
mística musa de la canción sacra
con una lira, Terpsícone
hermosa musa de la canción y la danza
con un puntero señalando
un globo, Urania
espacial musa de la astronomía.
Las invoco bajo este
cielo enlunado
para que canten
los poetas de la tierra.
Epigrama
Los hombres lo escalan
con verdadera proeza
en la cordillera del
Himalaya el monte Everest
en el Pico de los Andes
el monte Aconcagua
en Taganyka en el África
oriental el monte Kilimanjaro.
En tu cuerpo yo apenas
escalo el monte de Venus.
El rojo
Alejandra y yo
éramos jóvenes
y teníamos un sueño
queríamos cambiar el mundo
pero el mundo terminó
por hacernos cambiar a nosotros
y el color de los uniformes
de campaña, los brazaletes de insignias
alrededor del brazo y la boina
bajo una melena al viento
nos hacía sentir que éramos los elegidos
los que íbamos a cambiar el mundo
junto a otros hombres y mujeres
que como nosotros tenían un sueño
y cuando lo nostalgio recuerdo
a ese argentino con rostro de nazareno
crucificado y creo que teníamos
toda la ternura y el coraje para
que no se convirtieran en
escombros los sueños
que teníamos de cambiar
el mundo que odiábamos.
Antimadrigal
Los poetas fueron
expulsados de la República
Adán y Eva fueron
arrojados del Paraíso
y el Ángel fue arrojado del cielo
y convertido en Demonio.
Arrojado de tu cuerpo
el paraíso que no quisiste
que tuviéramos en la tierra
me convierto en el poeta que canta
la memoria del día que fui arrojado
del paraíso y el cielo de tu cuerpo.
Canción I
La música del flautista de Hamelin
Los girasoles de Van Gogh
La sonrisa de la Gioconda
El barco ebrio de Rimbaud
Las estaciones de Vivaldi
Los ditirambos de Catulo
Las golondrinas de Bécquer
La isla de Robinson Crusoe
La poética de Aristóteles
La ceguera de Homero
La luna en el río que vio Li Po
El hilo infinito de Penélope
El hilo infinito de Ariadna
La constelación de Orión
La paloma blanca de Picasso
El teorema de Pitágoras
El sueño de Chuang Tzu
El río de Heráclito
La desnudez de la Maja
La locura de Artaud
Los diálogos de Platón
Las fábulas de Esopo
La lira de Orfeo
La rosa de Rilke
Sean tus ojos como la pródiga
eternidad de esas infinitas cosas.
Canción II
Quiero erigir a
la memoria esa tarde
en que Sócrates
bebió la cicuta
paseándose entre los muros
de la cárcel
el olor de la rosa
que respiró Van Gogh
mientras la dibujaba
como una carta a Theo
las cenizas de Juana de Arco
en la hoguera en
la plaza de Ruán
ese hermoso prodigio
de Confucio que no termino
de celebrar: sé como
el sándalo que perfuma
el hacha que lo corta
la mano que dibujó
un bisonte en
la cueva de Altamira
herido por la flecha
el río de Heráclito
que fluye eterno
como el tiempo
esa noche en que el Quijote
sueña a Cervantes
que lo escribe
en una celda en Argel
para que tus ojos
me recuerden
como esas antiguas cosas
que la memoria erige.
Epigrama
Al existir tú en mí yo existo en ti
como al existir yo en ti tú existe en mi
y yo existo porque tú me piensas
y tú existes porque yo te pienso
pero tú al existir fuera de mí tú no existes
y yo al existir fuera de ti yo no existo
porque yo te hago existir cuando estás tú
dentro de mí porque eres tú que me hace
existir cuando yo estoy dentro de ti.
Al leer un diccionario de sueños
El hombre es un dios
cuando sueña.
Hölderlin.
Soñar un abedul
trae suerte
con el alba, un buen
augurio, infortunio
con un arroyo
un barco en la niebla
amenaza de peligro
ser asesinado, larga vida
un arco iris, reconciliación
con adversarios, en un
bar, tener un encuentro sin
porvenir, un botón que uno
ve, dinero, vanidad, con plumas
de pavo real, un búho que
oye graznar, pérdida, una
cábala, el porvenir está fijado
con un insecto que mata
fracaso, sexo con una mujer
aflicción, un hechizo, volver
a ver un viejo amigo.
Soñar un ciervo, enemigo
orgulloso, en la hierba
que come, hará el ridículo
con un palomar, ganancia
en una isla, huida
revelación de un secreto
con un laberinto, inquietud
bajo la luz nocturna
con un jardín, jugar
con fuego, con el viento
noticias, vendimia
una misión, con un vals
episodio del pasado.
Todo vuelve a los orígenes
cuando sueñas
y existes porque
una mujer te ha soñado.
Whitman
En Luisiana ve crecer
una encina y oye rumoroso
el Missouri que fluye eterno
como en Alabama la hembra
del sinsonte y en los bosques
de Dakota bajo un álamo
se sienta a oír el canto
de los pájaros y acaricia
el lomo de un animal dormido
en Tennesse como en Virginia
en el lecho los muslos de un
muchacho y como las cataratas
del Niágara se canta a sí
mismo en Kentucky y ve
los navíos en Filadelfia
anclados en el muelle como
las gaviotas en lento vuelo
sobre el mar de Boston
en Illinois una mujer lo
espera que mira correr en
sus límites el Mississippi
y en travesía a pie a
Nueva Orleáns lee a Homero
como ve llover en Michigan
y en campos de batalla
en Arkansas cura heridas
de guerra como una noche en
Brooklyn sueña a Paumanok
y con su barba de hierba camina
por una calle en Manhattan.
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