Llegó la Hora de la Gran Recuperación… del Periodismo

Written by on 03/11/2012 in Cronica, Periodismo - No comments

Periodismo. Crónica.

Por Jesús Hernández Cuéllar…

 

Google

Miles de despidos, cierre de ediciones impresas, recorte de salarios, desaparición de populares figuras de la radio y la televisión. Esos fueron los regalos que dejó la Gran Recesión a los medios de comunicación social de Estados Unidos y otros países, a partir de 2008. Más de 20 mil periodistas quedaron sin empleo desde entonces. En su agonía, ese horrible huracán económico aún mueve la cola. Pero, sólo eso, la cola. Y ¿qué tal en cuanto a la revolución tecnológica? A finales de 2012, los héroes de los periódicos y de los informativos de radio y televisión, con sus respectivas versiones en Internet, ya no serán los protagonistas de los reportajes y las entrevistas exclusivas, ni siquiera los internautas que participan activamente en foros y redes sociales. Los héroes serán aquéllos líderes de los medios que tengan la lucidez, el talento, la imaginación y la audacia de emprender el camino de la Gran Recuperación. Vamos, casi nada.

En honor a la verdad, la crisis de los medios comenzó mucho antes de la Gran Recesión, con el estallido de la burbuja digital de 2001, cuando Internet era apenas un bebé. Según organizaciones gremiales de Estados Unidos, los periodistas despedidos desde 2008 sólo representan el 20 % del total. En realidad, 100 mil puestos de trabajo en Estados Unidos desaparecieron de las salas de redacción desde aquel estallido. Mientras tanto, las audiencias se han desplazado a todo galope hacia las plataformas digitales modernas. El reciente anuncio de que Facebook alcanzó la cifra récord de 1,000 millones de usuarios en todo el mundo, es posiblemente un hecho similar al descubrimiento de América. Si Facebook fuese un país, su población sería superada sólo por la de China. Y, por supuesto, es una población mucho mayor que la de las grandes civilizaciones que Cristóbal Colón encontró en el Nuevo Mundo. Ese grado de democratización transformó las comunicaciones en una enorme carretera de múltiples vías. Las audiencias ya no son receptoras pasivas como antes, sino participantes de la noticia, y puntos de referencia del acontecer diario. Esta novedad representa otro gran desafío para esos líderes de los medios de hoy. ¿Cómo manejar esa carretera, cuando esos líderes fueron entrenados para trabajar en una sola vía? ¿Cómo financiar el pavimento de esa carretera, cuando los modelos tradicionales de financiamiento del negocio mediático, son ahora menos estables y menos lucrativos? Los medios de hoy tienen que competir en la red con sus iguales de todo el mundo, no sólo con los de su ciudad o su país, y ganar dinero mediante tarifas y otras reglas del juego establecidas por advenedizos transformados en gigantes como Google, Yahoo, Facebook, Twitter y YouTube. ¿Cuánto tiempo más durará la generación que todavía lee un periódico en papel o se sienta en un sofá a ver un programa de televisión que comienza a las 8:00 de la noche? Estamos entrando triunfalmente a una era en que las nuevas generaciones, y también muchas de aquéllas que no son tan nuevas, leen las noticias y ven programas de televisión en sus computadoras de escritorio, en sus laptops, en sus teléfonos inteligentes y en sus tabletas digitales. Descomunal es la tarea que tienen por delante esos líderes de los medios de nuestra época.

¿Cómo financiar la nueva era?

Dentro de ese espectro de novedades y desafíos del mundo digital, hay malas noticias en los últimos días. En la segunda quincena de octubre de 2012, Google, el rey de las nuevas reglas del juego, el coloso que abarató la publicidad hasta puntos humillantes, no sólo tuvo pérdidas en materia de ingresos por ese concepto. También sufrió caídas en el precio de sus anuncios y de sus acciones. Y desde el comienzo del segundo semestre de este año, General Motors eliminó sus campañas publicitarias en Facebook por falta de resultados. Vale recordar que muchos gurus de la publicidad tradicional culpan a Google de la incapacidad de los medios para consolidar su propio modelo de financiamiento en la red. Google, han dicho esos gurus, aprovechó su supremacía tecnológica para llevar las tarifas publicitarias a esos puntos humillantes, baratísimos, de que hablamos antes. Con esas tarifas no es posible mantener el tamaño de las salas de redacción que habíamos conocido hasta 2008.

El público, que es el principal beneficiario de las plataformas tradicionales y digitales, debe saber todo esto. Los periodistas, que se encuentran entre los profesionales más apasionados, pero también entre los que menos conocen los laberintos de la industria en que trabajan, también deben saberlo. Los medios de comunicación social no han logrado consolidar un modelo de negocios sostenible en sus plataformas digitales, desde que Sir Tim Bernes-Lee colocara en la Red la primera página web del mundo, el 25 de diciembre de 1990. Estamos hablando de medios tradicionales que han estado trasladando parte de sus operaciones a la Red. ¿Qué están haciendo esos medios? Pues ofreciendo a sus anunciantes la oportunidad de estar en ambas plataformas, la tradicional y la digital. Sin dudas, una buena idea para una etapa de transición, pero ¿qué va pasar con los imprevistos en el curso de la transición, y peor aun, después de ella? Y, por pura curiosidad, ¿en qué punto de la transición estamos? Esta próxima Navidad se cumplen 22 años de que Bernes-Lee y sus colaboradores de la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN) consumaron su invento, la World Wide Web. La televisión, por ejemplo, consolidó su modelo de negocios, es decir, su fórmula para financiar sus operaciones, en menos de una década.

Viene ahora otra pregunta importante. Si los medios no han podido consolidar un modelo de negocios en la nueva era, ¿cómo es posible la recuperación? La respuesta es ésta: los grandes medios digitales nativos sí están haciendo dinero, mucho dinero, y los que se mantienen también en sus plataformas tradicionales han recuperado gran parte de sus ingresos por concepto de publicidad, como siempre ocurrió al final de cada recesión. Posiblemente el valor de las tarifas publicitarias no sea el mismo, pero es más alto que el promedio en internet.

El Contenido es el Rey

Mientras todo esto ocurre en el ámbito de la industria y el mercado, los recortes de personal en las salas de redacción han obligado a muchos medios a sobrevivr en condiciones precarias. A su vez, esas condiciones precarias han producido una calidad precaria del producto periodístico. Salvo honrosas excepciones, la cantidad ha sustituido a la calidad. Por ejemplo, en Estados Unidos, algunos periódicos tuvieron que eliminar los estratégicos puestos de corrector de estilo y corrector de pruebas, y algunos canales de televisión se vieron en la necesidad de eliminar a sus redactores de noticias. Esto no es normal siquiera en medio de una crisis. Tal vez lo sea en una etapa de transición, pero no por mucho tiempo. Es tarea de los grandes estrategas resolver los desafíos de los que hablamos antes, respecto a cómo financiar el presente y el futuro de los medios. Por ahora, la Gran Recuperación debe comenzar, precisamente, con el mejoramiento de la calidad periodística. Desde hace mucho, surgió en el argot de Internet el lema de que “el contenido es el rey”. Nada más cierto. El contenido original, que permite tener una personalidad propia, es el camino más corto para ganar terreno en el casi infinito mundo de noticias que abruma a las audiencias, en Internet. Este punto es de vida o muerte. Nadie va a leer o a ver en video 10 veces la misma noticia, en 10 medios diferentes. Google tiene en sus índices, con gran visibilidad, a los más relevantes. Para ello cuenta con 3,500 fuentes en inglés y 700 en español. De manera que la guerra es por ganar visibilidad. Y eso solo es posible si se sigue el lema de que “el contenido es el rey”, es decir…, el contenido es lo más importante. Por supuesto, es posible crear una comunidad de lectores y televidentes, sin contar con Google. Pero atención, las audiencias de hoy tienden a usar los motores de búsquedas para encontrar la noticias que quieren, lo mismo en texto que en audio o en video. Por lo tanto, la lealtad hacia los medios es un privilegio que muy pocos disfrutan. La guerra mediática que está en marcha hoy día tiene como meta, precisamente, ser parte de esos pocos privilegiados.

“El contenido es el rey”, frase que no nació precisamente para el periodismo, sino para las nuevas reglas del marketing y las relaciones públicas de la era digital, ha sido una tradición entre los grandes medios de comunicación desde el siglo XIX. Pero ojo, el contenido original no es hoy día cualquier contenido. Se acabó la carretera de una sola vía. Ese contenido tiene que estar lo más cerca posible de lo que el público está buscando en Google, Yahoo y hasta en Twitter. Se presume que si el público está buscando un tema específico, al ingresar su palabra clave o su frase clave y encontrar la descomunal cascada que ofrecen los buscadores, hará clic en los primeros que están a la vista, y en el mejor de los casos, si conoce bien a los medios, hará clic en los que publican la información más completa, o sea, en los de mayor credibilidad. ¿Por qué? Muy simple: para saber más, pare estar mejor enterado. Hasta por lealtad. Inclusive, por vanidad. A propósito, al llegar a este punto, una búsqueda simple en Google Noticias de la frase “contenido digital” arrojó nada menos que 257 mil resultados en 17 segundos. Muchas personas quieren saber más para tomar mejores decisiones en su vida. Otros, sólo quieren saber más para demostrar que saben. En ambos casos, el resultado es el mismo. Los medios tienen que estar preparados para ofrecer la información más variada y completa. ¿Que alguna parte del público consume periodismo para entretenerse? En ese sentido, el mundo de las noticias nunca podrá competir con el mundo de las telenovelas y las comedias, de la misma manera que las telenovelas y las comedias no pueden competir con el periodismo en materia de ofrecer información. Algo más…, las telenovelas y las comedias, para ganar la gracia del público, tienen que estar bien hechas dentro de sus estándares y de su escala de valores. El periodismo, para cumplir su cometido, igualmente tiene que estar bien hecho, dentro de sus estándares y de su propia escala de valores. Desafortunadamente, la Red no sólo está inundada de noticias, también está inundada de disparates. Muchos espacios tradicionales, también lo están.

Para cumplir esos estándares, el periodismo debe regresar a la escala de valores que tenía, por lo menos, antes del estallido de la crisis de 2008. Algunos nunca perdieron su brillantez del todo, otros se están recuperando poco a poco, como el alpinista que va montaña arriba cargando sobre su espalda el peso de su enorme mochila. ¿Dije mochila? Una búsqueda rápida de esta palabra en Google, arrojó 37,800 resultados en 26 segundos. ¿Y en YouTube? Pues, 35,900 resultados.

Artículo tomado de Contacto Magazin, 28 de octubre de 2012

 

 

 

 

©Jesús Hernández Cuéllar. All Rights Reserved ©Foto principal: tomada de Google Images

About the Author

Jesús Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine. Desde 1981 ha trabajado en todo tipo de medios: agencias de prensa, diarios, radio, televisión, semanarios, internet, revistas y redes sociales. Fue redactor de la agencia EFE en Cuba, Costa Rica y Estados Unidos, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles, California, e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Ha trabajado como periodista en las elecciones presidenciales de Estados Unidos desde la elección de Ronald Reagan en 1984.

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