Un colegamigo entrañable

Literatura. Periodismo. Crónica.
Por Waldo González López.

(De izq. a der.) Gladys Gayol, Grethel Vargas Gayol, Christian Alexander Vargas y Manuel Gayol.

Hoy retomo, con ligeras variantes, esta crónica que escribí y publiqué, años atrás, sobre un querido colegamigo de años y sueños quien, ad aeternum, ha mantenido con quien escribe, el inextricable vínculo de la amistad, tan necesaria y no siempre asumida entre colegas en la literatura y, menos aún, entre poetas.

Conocí a Manuel Gayol Mecías en la Universidad de La Habana, durante los 70, cuando, con mi esposa, la escritora y editora Mayra del Carmen Hernández y otros colegamigos —hoy dispersos por el mundo en la enorme diáspora cubana, ocasionada por el maldito castrismo— estudiábamos Literatura Hispanoamericana en la Escuela de Letras.

Mayra Hernández y Waldo González López el día de su boda, 17 de abril de 1977, La Habana.

Entonces, «éramos tan jóvenes» —para decirlo con el título de un recordado serial argentino de 1986— que, a pesar del castrismo, disfrutamos esa década, cuando nos marcara a muchos de nuestra generación, los muchachones que éramos en ese tiempo de grata memoria, quienes nos esforzábamos por enriquecer nuestras respectivas profesiones en aquel medio desaparecido, no para nosotros, sino para los que quedaron varados/frustrados en la Isla Cárcel o ya han fallecido.

«Manolo», como les decían unos, o «Gayo», tal lo llamábamos otros, laboraba en la Casa de las Américas, de cuyo Centro de Investigaciones Literarias (CIL) —fundado por el narrador, ensayista y poeta uruguayo Mario Benedetti años atrás, cuando residía en la Isla— era uno de los más prolijos investigadores.

Como integrábamos el «curso para trabajadores-estudiantes», recibíamos las clases en las noches y, en algunas y tardes de  fines de semana, nos reuníamos para repasar. En aquellas breves jornadas (¿o tertulias?), hoy memorables, aparte del «estudio en equipo», disfrutábamos, intercambiando criterios sobre nuevas lecturas de poemarios, novelas y ensayos (este cronista pasaba horas leyendo literatura argentina, uruguaya, colombiana, peruana y mexicana en la Biblioteca «José Antonio Echeverría» de la «Casa», tal llamábamos a la institución).

Pero había más, mucho más, porque asimismo nos contábamos los últimos chistes acerca de lo divino y «lo humano, demasiado humano» —dixit Friedrich Nietzsche— y, en fin, nos divertíamos de lo lindo con todo lo que nos alegrara ese tiempo de retorno a la enseñanza (superior), sobrellevando el peso de las responsabilidades familiares, laborales y deberes de ser «trabajadores intelectuales», como se nos definía, pues laborábamos en la literatura (Gayol y yo), el periodismo cultural (yo), el sector editorial (Mayra del Carmen), como otros en el teatro (el ya fallecido dramaturgo y director escénico Héctor Quintero), la TV (el actor Oscar Llaguno, hoy también fallecido) y la radio, medio al que quien escribe sería llamado a colaborar con noticieros culturales y espacios de poesía y teatro de programas culturales en emisoras radiales nacionales (Progreso y Rebelde) y capitalinas (Metropolitana).

Luego Mayra y yo supimos que Gayol, inesperadamente, en Casa de las Américas (donde era reconocido por su seria labor investigativa), había tenido «problemas» (tal se dice en la Isla para referirse a problemas con la dirección del centro laboral, donde el sindicato, por lo general, no quiere involucrarse, so pena de buscarse otros «problemas») y debió trasladarse a la Casa de la Cultura de Plaza, donde fungiría como Especialista Literario, donde igualmente realizaría una valiosa labor de asesoramiento a los escritores incipientes.

Años más tarde, nos enteramos de que «Manolo» había venido para Estados Unidos con su familia, acción que luego no pocos de aquellos que antes éramos tan jóvenes, repetiríamos en busca de la necesaria reunificación con la familia dispersa, separada, dividida.

Y en esta Miami, hoy quizá no tan cultural como antes (según quienes viven aquí desde décadas atrás), nos reencontraríamos, en nuestro caso, por teléfono e Internet y, sobre todo, en las ediciones del siempre esperado Festival Vista, de la Literatura y al Arte Cubano del Exilio, dirigido por Idabell Rosales y Armando Añel.

Además, desde tiempo atrás comencé a colaborar con su valiosa web Palabra Abierta, eficaz medio divulgativo de la literatura cubana del exilio, del que me siento parte, no sólo por la larga y honda amistad que me une a él, sino porque en este sitio colaboran otros colegamigos, como, entre otros, el narrador y poeta Félix Luis Viera, quien es también un “viejo” amigo de aquel tiempo cuando “éramos tan jóvenes”, pero —a diferencia de García Márquez— sí documentados.

Hoy, por fortuna, a pesar del coronavirus y su maldita estancia miamense (donde tanto daño continúa haciendo), sigo colaborando con Palabra Abierta y comunicándome con el querido frate Manuel Gayol Mecías, con cuya legendaria esposa, Gladys, también continuamos Mayra del Carmen y yo nuestra amistad. Porque no dije arriba que otro rasgo nos une: sí, porque tanto Gladys y Glayol como Mayra del Carmen y quien escribe pertenecemos a esa especie hoy casi ya en extinción de parejas cuyos lazos son irrompibles, inclaudicables, ad aeternum.

Por tanto, por todo, celebro nuestra hermosa filia, caros, fraternos amigos.

 

 

 

 

 

 

 

©Waldo González López. All Rights Reserved.

About the Author

Waldo González López (Cuba, 1946). Poeta, ensayista, crítico literario y teatral, antólogo y periodista cultural. Graduado de Teatro en la Escuela Nacional de Arte, donde creó el Archivo de Dramaturgia e impartió clases de Historia de la Literatura para Niños y Jóvenes, en la Cátedra de Teatro para Niños (cofundada por él) y de Historia del Teatro Universal y Cubano. Cursó estudios de Francés en el Instituto «Máximo Gorki» (1964-1966), Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana, 1979), integró el Centro Cubano de la Asociación Internacional de Teatristas de la Infancia (ASSITEJ, de la UNESCO), las Asociaciones de Teatro y Literatura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en sus Secciones de Crítica Teatral, Poesía, Traducción Literaria y Literatura para Niños y Jóvenes. Fue Asesor del Teatro Nacional de Cuba y de los dos Centros Iberoamericanos de la Décima (La Habana y Las Tunas). Sus versos han sido traducidos a varias lenguas y publicados en Francia, Estados Unidos, México, Colombia y Argentina. Ha traducido del francés a los poetas Jacques Prévert, Marie de France, Molière, Joachim du Bellay y realizó versiones para la antología Poesía polaca. Su labor como poeta, crítico teatral y literario, antólogo y ensayista ha sido reconocida entre otros, por las pedagogas y antólogas puertorriqueñas Flor Piñeiro e Isabel Freire de Matos en su volumen Literatura Infantil Caribeña; el profesor y ensayista jamaicano Keith Ellis, en su estudio Cuba’s Nicolás Guillén: Poetry and Ideology, y el antólogo y ensayista español Antonio Merino en el prólogo de su antología Nueva poesía cubana. Ensayos suyos fueron incluidos en las antologías Nuevos críticos cubanos, Acerca de Manuel Cofiño y Valoración múltiple: Onelio Jorge Cardoso. Prestigiosos ensayistas y críticos cubanos y de otros países se ocuparon de sus múltiples libros. Fue jurado consuetudinario en eventos literarios, teatrales y de periodismo cultural, y participó en Congresos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), foros y otros encuentros con especialistas de Cuba y otros países. Entre sus más de 25 libros resaltan los poemarios: Que arde al centro de la vida (1976), Salvaje nostalgia (1991), Casablanca (Colombia, 1994), Las palabras prohibidas, Estos malditos versos, Ferocidad del destino, El sepia de la nostalgia y Umbral de la nostalgia (libro de arte, con sus poemas ilustrados por la artista plástica Julia Valdés); los cuadernos para niños: Poemas y canciones, Donde cantan los niños, Jinetes del viento, Libro de Darío Damián y Voces de la querencia; las antologías poéticas (con selección y prologo suyos): Preciosa y el aire (textos de García Lorca, 1976), Los versos de tu amigo (textos de García Lorca para jóvenes, 1978), Que soy marinero yo (textos de Antonio Machado, 1984, Premio de la Crítica de libros para la infancia, 1985), Cazador de colores (poemas del cubano Emilio Ballagas; 1986), y para adultos: Paris at night (poemas de Jaques Prévert, traduc. y pról. suyos, 1993), Hasta que Dios queme el tiempo (poemas de William Butler Yeats, 1993), Añorado encuentro. Poemas cubanos sobre boleros y canciones (2001), Viajera intacta del sueño. Antología de la décima cubana (2001), Este amor en que me abraso (décimas de José Martí; 2003), De tu reino la ventura. Décimas a las madres (2003) y Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica cubana (2004). Asimismo, es autor del volumen de ensayos Escribir para niños y jóvenes (1983) y de la antología La lectura, ese esplendor (ensayos de figuras internacionales sobre lectura y literatura (Campaña Nacional por la Lectura, Quito, Ecuador, 2009), Navegas, Isla de Oro. Panorama de la décima para niños (en colaboración con Mayra Hernández; 2009), Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX (en colaboración con Mayra Hernández, en 2 tomos: 2009 y 2010). Como de los libros de crítica literaria: La décima dice más (2005) y La décima, ¿sí o no? (2006), ambos con reediciones; y las antologías La soledad del actor de fondo. Monólogos cubanos (1989) y Cinco obras en un acto (2001), así como el de crónicas Niebla de la memoria. En Cuba mereció las siguientes distinciones: Diploma al Resultado Científico por Colaborar con la nueva Historia de la Literatura Cubana, en tres volúmenes, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; el Laúd y la Medalla del Cucalambé (Las Tunas); Diploma por la Labor Realizada en Apoyo a la Décima (Universidad “Camilo Cienfuegos”, de Matanzas); Reconocimiento como Escritor y Crítico Literario (Presidencia del Instituto Cubano del Libro) y Distinción por la Cultura Nacional. EN MIAMI Desde su arribo a Miami (julio de 2011), ha sido jurado en los Concursos Internacionales: de Poesía (2012) y «La vigencia de Tula» en homenaje al 200 Aniversario del natalicio de Gertrudis Gómez de Avellaneda, ambos de la Editorial Voces de Hoy), el Internacional de Poesía «Facundo Cabral» (2013, del Gremio de los Artistas Latinoamericanos, GALA). Asimismo, ha fungido como jurado de los eventos escénicos: 1er. Festival Internacional de Obras de Pequeño Formato (Compañía teatral ArtSpoken, 2011), 1er. Primer Festival Internacional de la Comedia (Compañía Havanafama, 2013) y de Teatro de los Miami Life Awards. Participó como ponente en el «Congreso Internacional de Dramaturgia y Artes Escénicas. Teoría y Práctica del Teatro Cubano del Exilio Celebrando a Virgilio Piñera, en su Centenario» (Universidad de Miami, 2012). Mereció el 3er. Premio de Poesía en el Concurso Internacional «Lincoln-Martí» (2011). Integró los Consejos Asesores del Festival Internacional de Monólogo “A una voz” y del Gremio de los Artistas Latinoamericanos (GALA).

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