Literatura. Música. Crónica. Por Yalil Guerra… Rememoro fielmente que galante vestías tu traje de bongó y maraca; enamoraste a tantos que ya no puedo contarlos. Tu sabroso, lento y cadencioso ritmo unió en pequeños espacios a tantos extraños que, al escuchar tu música, se apresuraban a conquistar la pista para comenzar a bailar. Bastaba una canción y el suspiro de una melodía para enamorarse, y esta vez sí era para siempre.
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