Literatura. Relato. Por Edinson Martínez… Desde este lugar, teniendo esta majestuosidad a disposición –el viejo abre sus brazos abarcando el paisaje–, es una tentación para todo hombre no soñar a ser Dios. Puede uno ver todo cuanto quiera, admirar el discurrir de las cosas y, sin interferir, dejar que cada quien haga su propósito, como bien haría el Creador.
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