Si pudiéramos echar el tiempo atrás

Written by on 01/07/2021 in Cronica, Literatura - No comments
Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.

Cortesía del autor.

A menudo esta frase tiene una connotación triste, de arrepentimiento, pero no es así. Primeramente, porque estamos equivocados, sí, a menudo le damos al carrete a la inversa con nuestros pensamientos, y la divina memoria nos lleva a múltiples hechos maravillosos vividos, y además, en la concreta como decimos los cubanos, si realmente al tiempo no podemos echarlo atrás, pensemos que, si aquellas cosas que hubiésemos querido hacer diferente no hubieran pasado, entonces las enseñanzas derivadas de ellas no la habríamos obtenido. Los cambios que decidimos en nuestras vidas, generalmente para mejor, no lo podríamos haber realizado, ¿entonces?

Pero en rescate de nuestra angustia viene la memoria, demostrándonos que si podemos regresar y bien a menudo lo hacemos, sobre todo cuando llegamos a la vejez donde gran parte de nuestros últimos años lo empleamos recordando tantos acontecimientos. Si nuestra gran aliada, la memoria, es más que una capacidad maravillosa del cerebro, es nuestra gran amiga que la manejamos a menudo a nuestro antojo. Nuestro cerebro almacena una gran cantidad de información que luego la manejamos como queramos, y nos permite en sentido figurado echar el tiempo atrás, y en sentido real, a través de esas emociones, revivir acontecimientos idílicos.

Y cuan a menudo, y démoslo ya por hecho, en la capacidad de echar el tiempo atrás, observamos la actuación de nuestros nietos y nos remontamos comparativamente a algunas de nuestras actuaciones. Nos impacta alguna acción de nuestros hijos en la adolescencia, y buscamos eventos semejantes de nuestras vidas de entonces. Admiramos circunstancias en nuestros hijos de adultos, y sonreímos con la capacidad identificativa que tenemos, relacionándolos con hechos semejantes en los cuales actuamos parecido, y en todos esos casos hemos detenido el tiempo.

No niego que a veces la memoria nos traiciona, o quizás nos brinda una lección más con el método espartano de repetir y machacar para afianzar conocimientos, y nos lleva entonces a recuerdos tristes y melancólicos que con las herramientas de hoy hubiésemos hecho diferente, pero si pusiéramos de juez al gran Facundo Cabral, nos diría, y entonces la lección aprendida, ¿adónde iría?

Pues nada amigos que incluso la ciencia estudia e investiga sobre la máquina del tiempo, que unas veces, y creo la mayoría, navega hacia el tiempo futuro, quizás con el objetivo de reestructurar ese parámetro maravilloso en el cual todo ha trascurrido, y queramos o  no de momento transcurrirá. Pero utilicemos a nuestro favor, repito, el factor memoria, esa dulce e inigualable capacidad que tenemos, que solo el Alzheimer puede inhibirnos de usar, y naveguemos en el dulce mar de los recuerdos gratos para que nuestra  alma y corazón sean felices, si, la felicidad está dentro de  nosotros y la podemos monitorear. Y con ello de forma plausible, echar el tiempo atrás.

 

 

 

 

 

 

 

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About the Author

Mario L. Blanco Blanco, Santiago de Cuba, 1949. Ingeniero naval. Estudió en la Politécnica de Gdansk, Polonia. Trabajó durante algunos años en el Mitrans, organismo central en la dirección de inversiones. Durante el período del 1986 al 1989 se desempeñó como Presidente del Poder Popular del municipio Plaza de la revolución en Ciudad de la Habana. Trabajó luego en el sector marítimo de la Pesca. Fue director de la empresa de Tintorerías y Lavanderías de Ciudad de la Habana. Reside en Montreal, Canadá, desde 1997.

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