Observar la naturaleza, a menudo miramos pero no vemos

Written by on 17/06/2021 in Cronica, Literatura - No comments
Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.

A pesar de que unos cuantos eventos de la naturaleza traen peligro y muerte para la humanidad, la mayoría son fuente de vida, no solo material sino también espiritual. Es cierto que hay volcanes, maremotos, terremotos y otras expresiones propias de la naturaleza que nos han traído enormes catástrofes, aunque el hombre cada día más es capaz de conocerlas y evitarlas. Incluso diría que son menos dañinas que las guerras que el propio hombre ha creado. Pero observemos otras muchas manifestaciones naturales como la luz solar, el agua, el oxígeno del aire, al cual se ha adaptado nuestro cuerpo, aunque solo tome como ya escribí una vez el 20% del mismo, en cambio el nitrógeno es el 78. Pero hagamos nuestra observacion algo más práctica, porque justo en ello radica la majestuosidad de algunas cosas y no en su sencillez, observemos las flores en la primavera, pero seamos aún más específicos, y detengámonos en la pissenlit.

Por primera vez la observé en Canadá, quizás en Polonia también exista, pero entonces tan ocupado yo en mis estudios no percibí sus atractivos. Esta flor surge de forma espontánea y embellece los campos, y en específico los terrenos yermos en la cuidad. Cuanto trabajo cuesta la jardinería en casa y cuantos recursos utilizamos, en cambio la naturaleza nos brinda este primor de forma gratuita, así de la nada, que incluso a menudo nos deshacemos de ella para desde luego aprovechar mejor el terreno y diversificar nuestro jardín. Muchos la desechan como un arbusto malo y la ven casi como una plaga obviando su belleza intrínseca, y no solo, ignorando también sus virtudes medicinales tales como: tratamientos del acné, cáncer, desórdenes del hígado y la digestión. Incluso los italianos preparan sus hojas como ensalada.

Y nada amigos, simplemente hoy, cuánta belleza y beneficio puede haber en una simple planta, que a menudo la miramos sin apreciar todo el virtuosismo que encierra, y podríamos esta apreciación extrapolarla también a los seres humanos, que los tenemos incluso a nuestro lado o los conocimos alguna que otra vez, y no hemos sido capaces de valorar sus virtudes en su justo medio. Espero que en lo adelante cuando observemos otra vez al Dandelion, apreciemos mejor todas su cualidades.

 

 

 

 

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About the Author

Mario L. Blanco Blanco, Santiago de Cuba, 1949. Ingeniero naval. Estudió en la Politécnica de Gdansk, Polonia. Trabajó durante algunos años en el Mitrans, organismo central en la dirección de inversiones. Durante el período del 1986 al 1989 se desempeñó como Presidente del Poder Popular del municipio Plaza de la revolución en Ciudad de la Habana. Trabajó luego en el sector marítimo de la Pesca. Fue director de la empresa de Tintorerías y Lavanderías de Ciudad de la Habana. Reside en Montreal, Canadá, desde 1997.

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