José Martí: vida, obra y pensamiento

Literatura. Historia. Política. Crónica.
Por Reynaldo Fernández Pavón.

Estatua ecuestre de José Martí, en la parte sur del Central Park de New York City. Por Anne Hyatt Huntington. Foto tomada el 14 de septiembre de 2019, por Jay Dobkin. Wikimedia Commons.

Me detuve frente a la estatua ecuestre del Apóstol de la independencia de Cuba que se encuentra ubicada en la cara sur del Parque Central de New York City, obra de la escultora norteamericana Anna Hyatt Huntington, inspirada en un óleo del matancero Esteban Valderrama que muestra a Martí a caballo en el momento en que cae gravemente herido por las balas españolas.

En la tarja se lee:

“José Martí.  Apóstol de la independencia de Cuba, guía de los pueblos americanos y paladín de la dignidad humana. Su genio literario rivaliza con su clarividencia política. Nació en La Habana el 28 de enero de 1853. Vivió quince años de su destierro en la ciudad de Nueva York.  Murió en el combate de Dos Ríos, provincia de Oriente, el 19 de mayo de 1895.”

Ante esta placa conmemorativa se acunó realmente mi propósito de conocer a fondo la vida y obra de este genial escritor del continente americano, luchador sin odio, maravilloso orador, periodista, precursor del Modernismo, crítico literario y de las artes, prodigioso artífice de la prosa y que fundara el Partido Revolucionario Cubano para alcanzar la independencia de Cuba y Puerto Rico.

Alumno del gran maestro Rafael María Mendive, a los 10 años impresionaba a los profesores por el dominio que mostraba de la gramática castellana y el conocimiento de obras literarias no propias para su edad y a los 13 años inicia sus estudios de bachillerato en el Instituto de la Habana, hoy Preuniversitario José Martí.

Al cumplir 16 años, funda en 1869 junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez, los órganos de prensa El Diablo Cojuelo y La Patria Libre, comienza su actividad como periodista en la lucha por la independencia de Cuba; por un incidente provocado por voluntarios españoles, es condenado a presidio y un año después, es deportado a España. Los horrores que vivió en presidio se pueden leer en su primera obra literaria impresa en Madrid en 1871, titulada: El presidio político en Cuba.

Durante su destierro en la Metrópolis, cursó las carreras de Derecho Civil y Canónico, y Filosofía y Letras y tomó clases de diversas asignaturas y especialidades como: física, química, economía, periodismo y otras disciplinas de las humanidades, tales como retórica y literaturas comparadas, a lo que hay que agregar su incesante lectura y análisis de obras literarias y filosóficas de la cultura universal.

Condena públicamente el fusilamiento de los estudiantes de medicina el 27 de noviembre de 1871, punto de giro sin regreso del conflicto entre cubanos y españoles en la isla y publica el ensayo La república española ante la revolución cubana, con pie de imprenta Madrid, 1873. Alegato en defensa del derecho de Cuba a adquirir sus libertades y denuncia la incapacidad política y gubernativa de España con respecto a la Isla.

En 1875 estrena en el Teatro Principal Amor con amor se paga, y recorre ciudades europeas. Viaja a Guatemala en 1877, país donde profesa la cátedra de literaturas francesa, inglesa, italiana y alemana y de Historia de la Filosofía en la Escuela Central de Lima, e imparte clases magistrales de oratoria en la Escuela Normal. En 1878 publica su ensayo Guatemala.

Pintado por Herman Norman, mide 43 x 39 cms. y representa al Apóstol ante su mesa de trabajo, en 1891. Por la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes de Cuba. Wikimedia Commons.

La amnistía general del artículo 2do del Pacto del Zanjón, que pone fin a la Guerra de los Diez Años, le permite regresar a Cuba con su esposa Carmen Zayas Bazán, quien dio a luz en La Habana a su hijo José Francisco Martí Zayas Bazán, el 12 de noviembre de 1878, y a quien dedicó uno de los poemarios más hermosos que se registran en la historia de la literatura infantil hispanoamericana del siglo XIX, El Ismaelillo. Leamos la introducción y el poema Príncipe Enano.

Hijo:

Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti. Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así. Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón.

¡Lleguen al tuyo!

Príncipe enano

Para un príncipe enano
Se hace esta fiesta.
Tiene guedejas rubias,
blandas guedejas;
por sobre el hombro blanco
luengas le cuelgan.
Sus dos ojos parecen
estrellas negras:
¡Vuelan, brillan, palpitan,
¡relampaguean!
Él para mí es corona,
almohada, espuela,
mi mano, que así embrida
potros y hienas,
va, mansa y obediente,
donde él la lleva.
Si el ceño frunce, temo;
si se me queja,
cual, de mujer, mi rostro
nieve se trueca;
su sangre, pues, anima
mis flacas venas:
¡Con su gozo mi sangre
¡Se hincha, o se seca!
Para un príncipe enano
se hace esta fiesta.

En 1879 por su intensa propaganda patriótica en las tribunas y en la prensa habanera, José Martí es deportado por segunda vez. En París conoce a Sarah Bernhardt y escribe un artículo sobre ella, que permaneció inédito hasta 1928 en que fue publicado en la Revista Social de La Habana.

En esta segunda deportación a España expone públicamente su teoría sobre “las dos Españas”, la liberal representada por las clases vivas y el pueblo español, y la autocrática que encarnaba el estado y la monarquía, ciega y sorda ante los reclamos de las colonias y de los trabajadores españoles, ambas en perpetua y enconada lucha.

El 3 de noviembre de 1880 llegó a New York City, y el día 24 lee el Steck Hall e inicia una intensa actividad como periodista en los órganos de prensa Sun y en The Hour. En esta ciudad vivió más de una década, fue una etapa fecunda en la que escribe gran parte de su obra y concibió y dirigió el Partido Revolucionario Cubano.  Martí Escribió durante estos años sus conocidos artículos y ensayos sobre los Estados Unidos de América, pocos fueron los escritores, políticos y sociólogos de la época que alcanzaron una visión tan profunda de la psicología común de los norteamericanos de su tiempo.  En New York, se ponían de manifiesto las contradicciones y conflictos de la sociedad capitalista en medio del anhelo de libertad, las luchas por los derechos de la mujer, el racismo, el pragmatismo y, sobre todo, el largo y tortuoso camino hacia la democracia y el establecimiento de un estado de derecho. New York era una urbe de pobres y ricos, de oportunidades y del trabajo, en la cual descubre la dialéctica de la sociedad moderna y se convierte en el demócrata más relevante de su generación.

Negar sus posiciones antiimperialistas en favor de la soberanía de los pueblos de Nuestra América, sería una falsedad tan grande como pretender establecer en sus posiciones políticas vínculos ideológicos con el marxismo y el comunismo.

Como corresponsal del diario La Nación, de Buenos Aires, escribió en 1883 las siguientes líneas en ocasión del fallecimiento de Karl Marx.

Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño y arde en ansias temerosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blanco al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de encontrar salida a la indignación de modo que la bestia cese sin que se desborde y espante.

Y más adelante advierte:

Aquí está en Lecovitch, hombre de diarios; vedle cómo habla: llegan a él reflejos de aquel tierno y radioso Bakounia: comienza a hablar en inglés; se vuelve a otros en alemán: Dah dah, responden entusiastas desde sus asientos sus compatriotas, cuando les habla en ruso. Son los rusos el látigo de la Reforma; mas no, no son aún estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimientos al mundo nuevo; ellos son la espuela, y vienen a punto, como la voz de la conciencia, que pudiera dormirse; pero el acero del acicate no sirve bien para martillo fundador …

Y en esta cita proclama:

La conquista del porvenir ha de hacerse con las manos blancas. Más cauto fuera el trabajador de los Estados Unidos, si no le vertieran en el oído sus heces de odio los más apenados y coléricos de Europa. Alemanes, franceses y rusos guían estas jornadas. El americano tiende a resolver en sus reuniones el caso concreto; y los de allende, a subirlo al abstracto. En los de acá, el buen sentido, y el haber nacido en cuna libre, dificulta el paso a la cólera. En los de allá, la excita y mueve a estallar, porque la sofoca y la concentra, la esclavitud prolongada. Mas no ha de ser —¡Aunque pudiera ser!— que la manzana podrida corrompa el cesto sano. ¡No han de ser tan poderosas las excrecencias de la monarquía, que pudran y roan, como veneno, el seno de la Libertad!

La historia le dio la razón.

Se ha repetido como consigna desde 1959 que José Martí es el autor intelectual del Moncada, asociación relacionada con esa acción de violencia política que hicieron coincidir sus organizadores deliberadamente con el centenario del natalicio del Apóstol.  Para quienes no han leído las Obras completas de José Martí podrían, como resultado de 6 décadas de manipulación mediática, pensar incluso que la ideología martiana tiene vínculos con ese sistema socioeconómico que convierte en pobres a los ricos y en más pobres a los pobres. En las Obras completas de José Martí, Karl Marx aparece mencionado cuatro veces, a manera de crítica cuando hace referencia a su labor como ideólogo —pésele a quien le pese— Marx, es el apóstol de la ideología del odio de clases.

Cito una concepción del ideario martiano que se opone al totalitarismo y a los regímenes dictatoriales y que cobra enorme vigencia en las contracciones de la sociedad humana a nivel global de nuestro tiempo.

Puede militarse en distintos bandos,

Puede tenerse distinta opinión política,

Como se tienen distintas creencias filosóficas,

Sin que el uso del libre derecho de pensar implique injurias descorteces,

Ni imponga la obligación de odiarse y ofenderse.

Los Versos Libres y Los Versos sencillos publicados en 1882 y 1891, respectivamente, constituyen el punto de partida del Modernismo en América. Publica su novela Amistad funesta en 1885 y traduce el poema Lalla Roock, de Moore en 1888 y dedicó a los niños una obra imperecedera de la literatura infantil hispanoamericana en cuatro ediciones de su revista La Edad de Oro en 1889. Como periodista publicó artículos y críticas en el diario La Nación, de Buenos Aires. En la Ciudad de New York en La América, El Latino Americano, El Economista Americano y La Ofrenda de Oro, asi como en la Opinión Publica de Montevideo, y La República, de Guatemala. De sus publicaciones sobre asuntos cubanos son memorables sus tres artículos publicados en The Manufacter, de la ciudad de Philadelphia, y dos artículos publicados en The Evening Post, de New York, contra la campaña anexionista. Como traductor literario traduce el Tratado de lógica, de Stanley Jevons, en 1883, y las novelas Called Back, de Hugh Conway, y Ramona, de Helen Hunt Conway.

Martí desempeñó cargos representativos consulares en Uruguay, Argentina y Paraguay, y ostentó la representación de sociedades e instituciones culturales de Hispanoamérica, como la Academia de Ciencias y Bellas Artes de San Salvador, Amigos del saber de Caracas, Venezuela, la Asociación de la Prensa de Buenos Aires, en Argentina, y fue presidente de la Sociedad Literaria Hispanoamericana.

Como orador deben destacarse sus memorables discursos conmemorativos del 10 de Octubre, en el aniversario de esa importante efeméride de la Guerra de independencia de Cuba pronunciados en 1887, 1889, 1890 y 1891, los dos pronunciados en el Liceo cubano de Tampa, y en Cayo Hueso en 1891 y en Hardman Hall, New York, en 1892.

En el marco histórico en que vivió el Apóstol, el concepto de nación es una realidad que se proyecta en las relaciones de poder entre opresores y oprimidos; en la lucha entre la nación colonizadora y la nación colonizada, y que solamente puede resolverse a través de la independencia y el proceso de descolonización que permita conquistar la soberanía.

El Partido Revolucionario Cubano se crea para organizar la guerra de independencia y fundar una nación capaz de confrontar los peligros que la amenazan, y sustituir al desorden económico por un sistema de hacienda pública que abra el país a la actividad diversa de sus ciudadanos. “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas” afirma. La universalidad desde el patrimonio y la psicología común en el proceso de constitución de una nación con una realidad política soberana. Y afirma:

Cada cual se ha de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más cerca, no porque lo suyo sea, por ser suyo, superior a lo ajeno, y más fino o virtuoso, sino porque el influjo del hombre se ejerce mejor, y más naturalmente, en aquello que conoce, y de donde le viene inmediata pena o gusto: y ese repartimiento de la labor humana, y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de la patria… Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer; —y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos pecados se dé a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca. Esto es luz, y del sol no se sale. Patria es eso–. Quien lo olvida, vive flojo, y muere mal…”

La nación debe representar la humanidad del hombre, en un sitio de crecimiento común.

Martí concibe una “Patria con todos y para el bien de todos”, humanidad desde la justicia que contemple la diversidad y el derecho de todos, incluidas las minorías. Por eso el universalismo en Martí es reivindicativo y deja para la historia este importante concepto:

“Gobierno no es, sino la dirección de las fuerzas nacionales, de manera que la persona humana pueda cumplir dignamente sus fines”. En su concepto de nación y de patria, no es posible concebir el totalitarismo, ni un estado feudal y mucho menos la idea de la supremacía de un partido por encima de toda la sociedad en su conjunto. Y afirma:

“La tiranía es una misma en sus variables formas”.

©Reynaldo Fernández Pavón. All Rights Reserved

 

About the Author

Reynaldo Fernández Pavón nació en Ciudad de La Habana, Cuba en 1951. Cursó estudios de nivel medio superior en música en la Escuela Nacional de Artes. Es Licenciado en Historia del Arte de la Universidad de La Habana y desde el año 2000 ha impartido clases como profesor adjunto del Departamento de Español y Portugués de Temple University, donde le otorgaron un Máster en Composición. Obtuvo el Premio de Música 13 de Marzo de la Universidad de la Habana como compositor en1975. "Presagios", Su primer libro de poemas recibe la Primera Mención del Concurso David de Poesía, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, en 1979. En 1980 obtiene el Primer Premio David de Poesía UNEAC con el poemario "Cruzando mares", publicado en 1981 por Ediciones Unión. Posteriormente publica poemas en "Juventud Rebelde", "Caimán Barbudo", "Casa de las Américas", "Revolución y Cultura" y la "Gaceta de Cuba". Sus obras sinfónicas y de cámara han sido interpretadas por prestigiosas agrupaciones, tales como la Orquesta Sinfónica de Matanzas, la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, la Orquesta de Cámara de La Habana, la Orquesta de Cámara Brindis de Salas y la Orquesta Filarmónica de la República Federativa Rusa. En 1982-1983 recibe el Premio EGREM al Mejor Productor Musical de Cuba por su obra discográfica con el grupo Irakere y el Cuarteto de Jazz de Chucho Valdés. Ha escrito música para documentales del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC) y para seriales y documentales del Instituto Cubano de la Radio y la Televisión (ICRT). En 1996 compuso la música de la obra de teatro Cuentos Negros de Lydia Cabrera, estrenada en el Teatro del Repertorio Español de la Ciudad de Nueva York, obra que gana el Premio a la Mejor Producción Musical de 1997 otorgado por la Asociación de Críticos de Espectáculos (ACE) de New York City. Para mayor información visite: www.eniolapublishing.com y www.eniolarecords.com.

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