Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.
Siempre me remonto a mis clases de historia de la secundaria y el preuniversitario que forman al individuo en lo elemental, son las herramientas básicas para luego en la universidad encausar su inclinación o vocación, y lamentablemente ante esta figura me quedo perplejo y atónito, pues solo recuerdo alguna mención como patriota venezolano. Pero no hay mucho tiempo, los lectores desean se les atraiga desde el comienzo de una historia, y a quienes nos gusta relatar, no nos queda otra opción que satisfacer esta demanda.
Francisco de Miranda nació en Caracas en 1750 de padres con orígenes canarios. Su padre de antecedentes” guanche”, nativos canarios y denominados blancos de orilla que marcaría a su generación y en específico a nuestro héroe Miranda. En su ciudad natal estudió latín, gramática, historia, teología, jurisprudencia. Por la calidad de sus profesores al parecer tuvo una formación notable. Partió en 1771 a Madrid para alistarse en el ejército español. A partir de este primer viaje realizó muchos otros por todo el mundo, incluyendo: Gran Bretaña, la península escandinava, Rusia, Asia menor, América del norte y del Sur, las grandes Antillas y las Menores. Desde su primer viaje llevó un registro y archivo personal de las actividades de su vida que siempre conservó, alcanzando 63 volúmenes. Participó como militar en los tres grandes movimientos históricos y políticos de su tiempo: Guerra por la Independencia de Estados Unidos, La Revolución Francesa y la Revolución de Independencia de Latinoamérica. A su vez la vida le dio la oportunidad, quizás única como ser humano, de conocer personalmente a : George Washington, Napoleón Bonaparte, a los héroes venezolanos Simón Bolívar y José Antonio de Sucre, Catalina la Grande de Rusia, Federico II de Prusia, al Duque de Wellington, el héroe británico que venció a Napoleón en Waterloo, al héroe argentino José de San Martin, al general y marques francés De La Lafayette, al rey polonés Estanislao II Poniatowski, a otro de los padres de la patria norteamericana, Samuel Adams, al filósofo suizo Johann Lavater, y a los militares: Bernardo O Higgins, y al famoso ruso Grigory Potemkin. ¿Quién con este performance en su vida no logra en la historia uno de sus pedestales? Pero el desarrollo o las múltiples escenas de su vida todavía la enriquecen más, de las cuales solo haremos un vistazo a vuelo de pájaro, pues su biografía ha sido escrita por varios autores.
En Madrid cultiva sus ansias de conocimiento, aprendiendo inglés, francés, cultiva las matemáticas, historia, literatura y filosofía además de las artes militares y se hace de una amplia biblioteca que incluye libros prohibidos por la iglesia a través de la inquisición, mecanismo religioso que lo perseguirá toda su vida, ocasionándole múltiples problemas dentro y fuera de España. Por sus amplios conocimientos de la ciencia militar adquiridos logra la Patente de capitán en 1773.Miranda es designado a un regimiento bajo el mando del mariscal Juan Manuel de Cajigal, quien será su amigo y protector ante los múltiples problemas que presentará su azarosa vida. Logra en la posesión española de Melilla, África, su primer evento destacado al vencer con sus fuerzas al mando, las del emperador de Marruecos Sidi Muhammed, en 1775. Después Miranda fue enviado con las tropas españolas destinadas a atacar Argelia en una acción militar que fracasó, y de la que logró escapar milagrosamente a pesar de estar herido en las piernas y de que su mosquete había sido destrozado por una bala enemiga.
Por problemas de indisciplinas al portar el uniforme, tiene una leve sanción, y es designado por el propio rey al Batallón de Aragón en Cádiz, donde se prepara una flota expedicionaria en 1780 para luchar contra Inglaterra, a favor de la Guerra de Independencia de los futuros Estados Unidos. España deseaba también ampliar sus territorios de Luisiana y la Florida, debilitando al ejercito inglés con varios frentes de batalla, y pensando incluso en recuperar a Gibraltar. La flota llegó a La Habana en 1780, y en 1781 planificaron el ataque a Pensacola, donde Miranda se destacó como estratega y fue ascendido a teniente coronel. Realiza por encomienda de su jefe Cajigal una misión en Jamaica que resultó exitosa, pero al regresar a La Habana, encuentra que la inquisición pedía revocarlo a España. Cajigal se lo lleva con él para atacar las Bahamas, donde nuevamente se destaca Miranda, se logra la capitulación inglesa a favor de España y el dominio de todas las islas, y es ascendido a coronel. Debido a la continua exigencia de la inquisición de llevarlo a España, su amigo Cajigal lo envía en julio de 1783 a Estados Unidos con la ayuda del comerciante norteño James Seagrove. Viaja por este gran país y conoce en Philadelfia a George Washington, al general Henry Knox y a Samuel Adams. Se interesa por la cultura y las instituciones de este gran país, y practica el método de conocer a otras personas mediante el préstamo y obsequio de libros. Por intrigas entre Francia y España sobre su misión de espionaje a Jamaica, aspectos que se hicieron llegar al gobierno norteamericano, decide dirigirse esta vez a Inglaterra.
Salió de Boston a Londres en un viaje de 56 días llegando el 10 de febrero de 1785. Con el coronel William Smith, secretario de la embajada estadounidense, a quien Miranda había conocido en New York, decidieron viajar a Prusia para ver unos ejercicios militares preparados por el rey Federico II el Grande. No obstante el embajador español en Londres hizo sus gestiones para tratar de engañarlo y llevarlo apresado a España. En este viaje los amigos atravesaron Bélgica, Alemania, Austria, Hungría y Polonia y ya en Kiev, visitó a Catalina II de Rusia, quien se interesó por los asuntos de América y sus gobiernos, esto ya en 1787. La entrevista fue auspiciada por el príncipe Potemkin, a quien conoció al pasar una cuarentena en el puerto de Jerson, puerto que también el autor de estas letras visitó al desembarcar en el mismo el buque Baskiria en 1970 durante sus estudios en Polonia. En Hungría estuvo en el palacio del príncipe Nicolas Esterhazy, quien simpatizaba con sus ideas y, aparte de acogerlo amablemente, lo envió en uno de sus carruajes con una carta de recomendación, a encontrarse con el conocido músico Joseph Haydn que vivía y trabajaba en la corte del aristócrata húngaro.
En 1791 nuestro héroe se encuentra en Francia, dentro del período de la Revolución Francesa, hace amistad con los girondinos y sirve como general en una sección del ejército republicano francés, y se destaca en la batalla de Valmy, contra el ejército prusiano que pretendía invadir Francia desde los Países Bajos. Alcanza el grado de mariscal bajo el mando del general Charles Francois Dumouriez y su nombre está grabado en el Arco de Triunfo en Paris. Pero durante el reinado del terror de Bertrand Barere de Vieuzac, aliado del temible Robespierre, es arrestado varias veces aunque consigue quedar absuelto en 1795 y se traslada a Inglaterra en 1798. Durante su estancia en Francia mantuvo relaciones amorosas con la marquesa Delfina de Custine, uno de sus dos grandes amores.
Al desembarcar nuevamente en Inglaterra el 11 de enero de 1798, Miranda tiene casi 48 años. Hace 28 que no ve su ciudad natal, es fugitivo de España desde hace 15 años, y ha pasado los últimos seis en Francia, de los cuales casi dos en prisión. En este periodo hasta 1806 en que emprende una expedición para liberar su patria, mantiene en Londres como acostumbra una vida plena de contactos con personas influyentes. Imparte clases para poder sobrevivir aparte de la ayuda del gobierno británico. Así entre sus alumnos de matemáticas se encuentra Bernardo O’ Higgins, futuro libertador de Chile que mantendrá siempre en alta estima las ideas que le inculcó su profesor sobre la emancipación de toda América del gobierno español.
En el plano personal, ese mismo año de 1800, Miranda toma como ama de llaves a la joven Sarah Andrews, a quien llamará Sally. Oriunda del Yorkshire, ella ya es su concubina en 1803, cuando ambos se mudan a la casa de la calle Grafton, hoy propiedad del gobierno de Venezuela, ella tiene 29 años y él 53. Será la madre de sus dos hijos conocidos, Leandro, nacido en octubre de 1803, y Francisco, nacido en febrero de 1806.
Su contribución más grande está, probablemente, en las guerras de independencia hispanoamericanas. Miranda tuvo la visión de un gran imperio independiente que agrupara a todos los territorios que estaban en poder de españoles y portugueses, desde la margen derecha del rio Mississippi en el norte, hasta la Tierra del Fuego, en el extremo sur del continente. En noviembre de 1804 desembarca en New York procedente de Inglaterra. Se contacta con el presidente Jefferson y otras figuras destacadas. Otra vez contacta a su amigo, el ya coronel William Smith, quien lo amistó con un contrabandista, y en 1806 con el beneplácito estadounidense, se embarca en la corbeta Leander con rumbo a Haití, donde se le unirían otras dos goletas con la intención de desembarcar en su Venezuela querida, y luchar por la independencia de su país. Son interceptados y el plan se trunca, con la Leander llega y se refugia en Trinidad, otros expedicionarios son hechos prisioneros por los realistas españoles, y muchos ahorcados como escarmiento. El gobernador de Trinidad lo ayuda y desembarca otra vez en Venezuela con una flota de 11 barcos en agosto de ese año. No encuentra el apoyo popular necesario, y se dirige a Aruba y luego otra vez a Inglaterra. El 19 de abril de 1810, Venezuela inició su proceso independentista, por lo que Simón Bolívar y Andrés Bello, persuadieron a Miranda en misión diplomática en Londres, para que volviera a su tierra natal. Cuando lo hizo, Miranda fue recibido con honores. En Caracas se le confiere el grado de general del ejército y funda la Sociedad Patriótica, que se convertirá en la principal promotora del rompimiento con España. El 5 de julio de 1811, tuvo el honor de firmar el Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela. Más tarde, ante el avance de las tropas españolas al mando de Domingo Monteverde en 1812, asumió la presidencia con poderes discrecionales, tras ser nombrado el 23 de abril, dictador, por el Triunvirato ejecutivo con el rango de generalísimo. Las fuerzas españolas continuaron sin embargo sus ataques, y Miranda intentó resistir el avance realista, pero la caída de la plaza de Puerto Cabello, bajo el comando de Simón Bolívar, le hicieron imposible resistir. El Congreso lo convence y firma la capitulación del ejército patriota el 25 de julio de 1812. Este acto lo interpretaron Bolívar y otros como una traición, y deciden entregarlo a las fuerzas realistas, a su vez como una acción que conllevaba el permiso a Bolívar de abandonar el país. Estuvo preso en Caracas un tiempo, y en 1813 lo envían a Puerto Rico y de aquí a España, donde es encerrado en el, Penal de las Cuatro Torres del Arsenal de la Carraca, en San Fernando, provincia de Cádiz. Aquí sólo recibió pocas noticias y ayuda de algunos amigos. Miranda planea escapar hacia Gibraltar, pero, un ataque cerebrovascular frustra sus planes y muere, a los 66 años de edad, el 14 de julio de 1816.
Y qué decir de la multifacética vida de este hombre de ideas y acción, militar, político, culto que atesoró más de 6000 ejemplares en su biblioteca, y que dio su vida por la independencia de Suramérica. Triste su final en una cárcel plena de barrotes, que jamás encarcelarían sus ideas y acciones, y que el recordatorio de su figura honra hoy a quien escribe estas letras, y desde luego, a quien también las lea.
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