Estados Unidos en la encrucijada: el populismo de Donald Trump

Written by on 31/08/2015 in Critica, Política - No comments
Política. Crítica.
Por Manuel Gayol Mecías…
Casa Blanca

La Casa Blanca. North Portico of the White House by James Hoban.

Hace unos cuántos días hablar sobre Donald Trump me parecía una pérdida de tiempo y una manera más de importunar las neuronas; otra manera más, digo, de desgranar estupideces para intentar hacer un profundo análisis sobre el ego irracional de este hombre.  Hoy no me lo parece.  Hoy creo que a este muñecón de tribuna hay que tomarlo bien en serio. Hoy pienso con sinceridad que aún estamos a tiempo de evitar un desbarajuste social en Estados Unidos, porque en definitiva de lo que se trata es de elegir a un candidato y después a un presidente.

Independientemente del show que en cualquier país del mundo y, específicamente aquí, en Estados Unidos —y este es el gran problema— se monta durante un año de elecciones; aparte de ello, repito, se está viendo que este nuevo espectáculo mediático, por ahora, está empezando a tomar proporciones preocupantes, en cuanto a quién será aquel o aquella que presidirá la Casa Blanca.

Si puede darse una alta preocupación política por un asunto es este, el de las elecciones en EE.UU. Como quiera que se vea hay que reconocer que este país es aún, muy a pesar de muchos, el más poderoso del mundo; el país del cual dependen cosas imprescindibles para este planeta, desde lo económico, lo militar, lo político y lo social. Esta nación no puede darse el lujo de poner a cualquiera en la presidencia. Es cierto que ya se lleva mucho tiempo escuchando y padeciendo las falsas promesas de los políticos, y después tener el desencanto de ver cómo este histórico conjunto de estados se está atrasando y hasta en algunos sectores, en especial en la administración estatal, ha empezado a mostrar una decadencia tercermundista.

Hace un tiempo que vengo leyendo, pensando y diciendo que estamos en un final de era, vislumbrado por la ciencia y la tecnología; o quizás es posible decir que nos encontramos en los albores de una nueva civilización. De aquí que realmente —como una negra noche antes de un amanecer— estemos rodeándonos de una oscuridad impresionante en cuanto a toda una serie de situaciones y asuntos humanos, de valores humanos, para decirlo mejor, y, más generalmente, de una gran aberración decadentista de las culturas, tanto en Occidente como en Oriente.

¿Y en este brumoso momento de la humanidad qué es lo que ha estado ganando en preferencias político-sociales? Primero, el nacionalismo populista de determinados países que, desde que hace mucho pero mucho tiempo se muestra en un pleno y catastrófico desastre; algo que en la práctica surge y se desarrolla como un virus terrible muy difícil de extirpar; segundo: el tráfico de drogas, el tráfico de personas, la violencia y la corrupción administrativa que todavía asola a muchos países; y tercero: el terrorismo religioso y político en el Medio Oriente que, de hecho, amenaza con fuerza a los países occidentales.

Todo este cuadro se ha ido desarrollando y haciéndose cada vez más riesgoso para la comunidad mundial, trayendo una desestabilización peligrosísima en relación con las armas nucleares e Irán, ante cuyo tratado con los países más poderosos parece ser de un resultado incierto. Por su parte, Estados Unidos, interiormente, lleva años confrontando serios problemas de esencialidades humanas que lo han hecho retroceder en su liderazgo global sobre los derechos humanos, empezando por su presidente que se ha dado a una confrontación político-ideológica con sus indolentes y zonzos contrincantes republicanos, y hasta con algunos miembros demócratas de su propio partido.  A su vez, EE.UU. acumula ya un serio y nefasto expediente en lo que se refiere a control de armas y a la violencia desatada en las calles e instituciones por parte de locos y psicópatas; esto sin querer hablar sobre el profundo y urgente problema de la inmigración en este país; asunto que es de suma importancia no solo desde la perspectiva humana; tema que merita una gran comprensión, sensibilidad y hasta piedad, digamos, cuando se trata de resolver miles de casos de reunificación familiar y llegar a soluciones inteligentes, tanto para los inmigrantes ocultos como para los indocumentados que siguen cruzando la frontera  y para el país mismo, aun cuando no he mencionado ni profundizado en otro tema crucial que es la economía de esta nación; crisis que no se ha resuelto del todo, y que hace que la economía todavía penda de una soga no muy gruesa ni tan resistente como podríamos suponer.

El meollo de este trabajo es simple. Hasta ahora lo que he pretendido hacer es un cuadro general de la situación mundial y de la propia situación interna de Estados Unidos para tratar de dar a entender que un presidente en este país tiene que ser, o al menos debe ser, o siquiera debe aspirarse, a que sea alguien que parezca y dé pruebas de su capacidad para lidiar con todos estos problemas internacionales y nacionales… Y realmente, queridos lectores, no veo aún al líder necesario para estos momentos, y sí empiezo a temer a la dislocación del electorado en este país.

Antes de este fenómeno de Donald Trump y la fragmentación republicana por la candidatura presidencial; y por el lado demócrata de una Hillary Clinton gastada por su propio partido y desgastada por ella misma o la posibilidad de otros políticos reusados y perdidos en su momento; antes de este cuadro, repito, era la lucha Obamesca contra el Congreso y viceversa, o la confrontación antagónica de los dos partidos dentro del mismo recinto legislativo. Y parece que ahora pasamos a una guerra verbal, totalmente desequilibrada del Partido Republicano entre Trump y los demás precandidatos, que después pasarán a la guerra de las tonterías despiadadas entre los dos candidatos de los dos partidos, si es que no son tres con Trump a la cabeza de un nuevo partido supuestamente independiente . Y me pregunto ¿hasta dónde puede llegar esto?

Y la única respuesta que me doy es a un desastre nacional. Si Trump ayuda a que salga Hilary Clinton, sería una nueva debacle demócrata de cuatro u ocho años más para completar 16 (¡increíble error y horror!). Si sale Trump es como bañarnos en el diluvio del nacional-populismo; ya que este señor no es una repetición del caso Reagan. Hay una distancia enorme entre uno y otro. La diferencia es muy grande, empezando por que Reagan contó con una plataforma política y económica para el país y con un claro programa de relaciones exteriores, principalmente la eliminación del comunismo y que lo logró. Este señor Trump en ninguno de sus discursos ha dado un real proyecto de organización y orden para acometer con inteligencia y pasión las soluciones de ese cuadro de principio que he descrito. Trump me recuerda mucho —aun cuando usa otro ropaje, por supuesto— a un Fidel Castro en sus peores momentos de los años 60, como caudillo de lo nefasto; y ahí está, nítido, el resultado después de 56 años, Cuba hecha polvo y ruinas pero además Venezuela hecha polvo y ruinas en unos 15 años de intervención castrista en ese país.

El nacionalismo es algo terriblemente precario porque es un aspecto psicológico en las personas de un país y más cuando cuentan con un caudillo que apela a este recurso del ombliguismo para ganar adeptos. El nacionalismo siempre se esgrime de manera extrema y se convierte así en un problema psicopático. A Trump, oficialmente, no se le ha de llamar caudillo porque es alguien participando en unas elecciones aún democráticas. Sin embargo, Trump está actuando como tal, con el mismo tono despectivo y autoritario de un caudillo, que es lo mismo que decir como un aspirante a dictador. Trump es un egotista redomado, y lo que es peor un egotista de iracunda irracionalidad.

El nacionalismo es un equivalente de populismo. Los gestos de este hombre, su rostro, sus ojos y boca, su gesticulación en las manos crean una proyección de imagen dictatorial que no van a cambiar después que esté en el poder. Ojalá me equivoque, pero es difícil en extremo contar con un presidente ecuánime, sensible y al mismo tiempo inteligente, si este hombre continúa por el camino de ganar votos mediante la algarabía, el escándalo, las ofensas y las amenazas.

Es cierto que ha dicho algunas verdades que los políticos anteriores siempre han tergiversado u ocultado. Pero estas verdades, algunas como las de que hay que arreglar la inmigración e impedir que los indocumentados sigan entrando a granel, por ejemplo, se resuelven a través de un proceso inteligente y al mismo tiempo sensible, que realmente no se convierta en una maquinaria de discriminación y de violación de los derechos humanos. Necesitamos un presidente que sepa lidiar con lo internacional con firmeza y con reconocimiento de los demás países, de manera que esté consciente (el Presidente, sus asesores y ministros) de que las relaciones extranjeras con Estados Unidos son complejas y hay que tener una política equilibrada de fuerza y conmiseración al mismo tiempo.

Sinceramente, en este tema de las elecciones aún no veo la luz al final del túnel. Sin embargo, todavía falta un buen tiempo y espero que en lo adelante se haga un resplandor que ilumine los destinos de este gran país, que surja un presidente como ha sucedió en los peores momentos de crisis; que prevalezca la serenidad y la cordura y que la mayoría de los que votemos, lo hagamos con la sabiduría que también nos exige este tiempo.

gayol

 

 

 

 

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About the Author

Manuel Gayol Mecías is the Director and Editor of Palabra Abierta (“Open Word”; mu.gayol3@gmail.com), and a Cuban writer and newspaper man. He was a Senior Researcher in the Literature Investigation Center of the Casa de las Américas (Havana, 1979-1989), and was a member of the editorial board of Vivarium magazine, a review published under the tutelage of the Archidiosis of Havana. He has published innumerable critic essays, short stories, novels and poetry in many Cuban and foreign literary reviews and newspapers, and has been the recipient of various prizes in literature, among them the Short Story National Prize of the Union of Writers and Artists of Cuba (UNEAC), 1992, and the Enrique Labrador Ruiz International Short Story Prize of the Círculo de Cultura Panamericano (Pan-American Circle of Culture) of New York, 2004. He worked as editor of Contact Review, from 1994 to 1996. He worked at La Opinión Spanish Newspaper as Editor and Copyeditor (1998 to 2014). At present, he is one of the founders of the Club del Pensamiento Crítico at the Huntington Park Public Library. He is a member of Cuban History Academy in Exile, and a member of Cuban Pen Club in Exile, too, and vice president of Vista Larga Foundation. Published works include "Retable of the Fable" (Poems, Editorial Letras Cubanas, 1989); "Multiple Appraisal of Andre’s Bello" (Compilation, Editorial Casa de las Américas, 1989); "The Jaguar is an Amber Dream" (Short stories, Provincial Center of the Havana Book Editorial, 1990); "Return of the Doubt" (Poems, Vivarium Editions, Archiepiscopal Center of Studies, Havana, 1995); "The Night of the Great Goth" (Short stories, Neo Club Editions, Miami, 2011); "Eyes of Red Goth" (Novel, Neo Club Editions, Miami, 2012); "Marja and the Eye of the Maker" (Novel, Neo Club Editions, Miami, 2013); "Inverse Trip towards the Reign of the Imagery" (Essays, Neo Club Editions, Miami, 2014) and "The Fire’s Artifice" (Short stories, Neo Club Editions, Miami, 2014); "Coincidencias de un editor (o el exorcismo de Joel Merlín)" (Novel, Palabra Abierta/Neo Club Ediciones, Eastvale/Miami, 2015); "La penumbra de Dios (De la Creación, la Libertad y las Revelaciones)" (Essays, Palabra Abierta/Neo Club Ediciones, Eastvale/Miami, 2015); "Las vibraciones de la luz (Ficciones divinas y profanas). Intuiciones II" (Essays, Palabra Abierta Ediciones/ Alexandria Library Publishing House, Eastvale/Miami, 2016).

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