Tendencias del periodismo en 2018

Periodismo. Reportaje. Sociedad.
Por Jesús Hernández Cuéllar.

El éxodo indetenible de las audiencias hacia internet, espacio casi infinito donde hay una enorme variedad de opciones para el público, obligará a los medios a encontrar fórmulas aun muy novedosas para ser más atractivos en 2018. ¿Cómo lograrlo? El cerebro de muchos ejecutivos que podrían tener la respuesta parece ser, por ahora, una casa de locos. La guerra contra las noticias falsas, el uso de verificadores de hechos y la sólida entrada de la inteligencia artificial en la producción de contenidos con los robots que ya funcionan en ciertas salas de redacción y el apoyo de asistentes personales como Alexa, Siri, Google Assistant y Cortana, son apenas algunas de las tendencias que sacudirán el quehacer periodístico este año.

El destino del dinero que sostiene a los medios, porque paga sueldos y sufraga gastos de operaciones, será otro punto importante entre las tendencias del periodismo en 2018. Hemos entrado en esta era digital sin mucha conciencia de que el periodista es uno de los pocos profesionales que sabe mucho de su profesión, pero muy poco de su industria. Será necesario superar ese déficit.

Pero la batalla grande será entre quienes piensan que el periodismo debe rodar por una plataforma de diversión, y los que creen que debe hacerlo a través de una plataforma de información.

La guerra por las audiencias

Es precisamente la ardua labor de buscar audiencias, la más compleja de esta época en que las ocho horas de ocio de cada ser humano son las mismas de siempre. Sin embargo, son ocho horas muy diferentes a las de nuestros padres y abuelos. De acuerdo con el portal InternetWorldStats, hacia el 30 de junio de 2017 había 3,885,567,619 usuarios de la red, lo que es igual al 51.7% de la población total del planeta. De ese gran total, 404,269,163 personas se conectaban a internet en América Latina y el Caribe, cifra equivalente al 62.4% de toda la población de la región. El mismo portal indicaba el 13 de enero de 2018, que había en el mundo digital más de mil 300 millones de sitios web registrados con un nombre único, que van desde Google y Facebook, CNN BBChasta “tevendoamisuegra.com”. Atrapar a una cantidad de visitantes lo suficientemente grande para sobrevivir, es una tarea titánica.

Como sabemos desde hace algún tiempo, todos los medios de comunicación del mundo tienen una edición digital en la red, por lo que competir como antes solamente en una ciudad, una región o un país, es simplemente una ingenua actividad del pasado, a menos que uno se dedique justamente a reflejar lo que ocurre en una comunidad específica, es decir, en un nicho. Aun así, eso no impide a los habitantes de ese nicho emplear sus ocho horas de ocio en otras atracciones que nada tienen que ver con su comunidad y que no estaban a su alcance hace muy poco.

En junio de 2017, 77% de los estadounidenses tenía en sus manos un teléfono inteligente. Entre los hispanos que viven en Estados Unidos, aproximadamente 57 millones, 75% tenía un móvil igual para rastrear el mundo. En octubre de 2017, la firma Zenith informó que 66.5% de la población total del planeta tendrá un celular inteligente en 2018. Holanda y Taiwán encabezarán la lista de países con 93% de adultos con móviles. Los españoles estarán en octavo lugar con 88.9%. En América Latina, 72% de la población adulta de México y Argentina tendrá un teléfono inteligente.

Desde sus aparatos, estas personas consumirán todo tipo de contenidos, inclusive periodístico. Ignorar esta realidad dentro de una sala de redacción, sería suicida.

Algunos productores de contenido han acudido a los odiosos “clickbaits” o titulares anzuelos que supuestamente resultan muy atractivos para cierto tipo de público. Hasta en los medios más respetados vemos muchas veces, en la parte baja de una página, un cuadro con esos titulares. ¿No ha visto usted el de “El hijo de Sylvester Stallone era un niño bello, pero ahora está irreconocible”? Pues eso no es un artículo, es un anuncio publicitario que aparece en ese cuadro, y representa dinero para el medio que lo publica. Las dos grandes plataformas de publicidad digital que ofrecen ese sistema a los medios son Outbrain y Taboola. Su bloque de anuncios por lo general se presenta como “contenido patrocinado”.

Muchos medios usan el “clickbait” como fórmula para atraer gente a sus propios artículos, fuera de la publicidad de que hemos hablado. Sin embargo, el diario El País de España, con sus 20 millones de lectores únicos en internet, no usa esa fórmula y es el periódico con más visitantes en lengua española.

Con suerte, 2018 podría ser el año de la consolidación de un principio que siempre existió: el contenido original, atractivo, interesante y útil, bien investigado y bien producido, podría ser el camino hacia el éxito en lo que se refiere a la credibilidad que se necesita para lograr altos niveles de audiencia. La credibilidad es la base y “el contenido es el rey”. Esa es la lección que nos ha dejado el diario El País y otros medios muy parecidos como The Washington Posty el New York TimesCNN y BBCAssociated Press y la Agencia EFE, los diarios mexicanos El Universal y ReformaReuters y El Tiempo de Bogotá, NTN24 y Aristegui Noticias.

Noticias falsas y verificación de hechos

Las noticias falsas no son nada nuevo. Han estado ahí desde tiempos inmemoriales, pero internet y muy especialmente las redes sociales han contribuido a amplificar ese nefasto fenómeno, especialmente en el último año. Mucha gente da por hecho una noticia que vio en Facebook, sin conocer la credibilidad de la fuente que la divulgó.

Ejemplos de noticias falsas que surgieron en 2017 son la de la niña Frida Sofía atrapada bajo una montaña de escombros durante el terremoto de septiembre en México. La noticia acaparó los titulares de los medios en muchos países, pero la niña no existió. En febrero surgió otra que se hizo viral, que los colombianos podían viajar a Estados Unidos sin visa. Totalmente falsa. Y otra más fue la de la supuesta joven que desconectó el respirador artificial de su abuelo en un hospital, para cargar su celular. Esto tampoco ocurrió. En octubre, Facebook admitió que 126 millones de usuarios vieron páginas rusas falsas en su plataforma, y Twitter reconoció que su red había sido invadida por noticias falsas durante la campaña electoral de 2016 en Estados Unidos.

Numerosos servicios, que están disponibles para que los periodistas y el público puedan verificar datos y evitar el peligroso sendero de las “fake news”, serán utilizados este año con mucha más frecuencia. Entre ellos se encuentran algunos bastante conocidos: FactCheck.org, organización sin fines de lucro, no partidista, que dice defender los intereses de los consumidores de información; también está PolitiFact.com, proyecto del diario St. Petersburg Times que revisa datos de congresistas, de la Casa Blanca, de cabilderos y otros grupos especiales; OpenSecrets.org, servicio que rastrea la influencia del dinero en las elecciones de Estados Unidos y en las políticas públicas; Snopes.com, un proyecto que nació en 1995 de las manos de Barbara y David P. Mikkelson, con el propósito de disipar rumores y leyendas urbanas que comúnmente circulan por internet; TruthOrFiction.com, otro proyecto que persigue rumores, fraudes y hasta virus cibernéticos, especialmente vía correo electrónico; y HoaxSlayer.com, que también rastrea rumores, trampas y trucos, y educa a los internautas en materia de seguridad en la red y en sus correos electrónicos. Este año, veremos el nacimiento de otros muchos softwares que prestarán este servicio de verificación, algunos serán propiedad de los medios más pujantes.

En febrero de 2017, Google activó su servicio de verificación en América Latina. Según el gigante de las búsquedas, cuando el usuario rastrea una información en el área Noticias, los algoritmos elevarán los de mayor credibilidad a la vista del público. Esto fue implementado antes, en 2016, en Estados Unidos y el Reino Unido, y más tarde en Alemania y Francia. Los periodistas, por supuesto, la consideran otra herramienta útil.

Robots que redactan noticias

En los países desarrollados, los robots que redactan noticias tendrán una relevancia mayor en 2018. Tampoco son nuevos. El famoso Heliograph del diario The Washington Post fue creado para las Olimpiadas de Río de Janeiro y es capaz de automatizar noticias, a partir de moldes narrativos creados por editores y reporteros. Se perfeccionó aun más durante las elecciones de 2016 y fue capaz de producir 850 historias, 500 de las cuales lograron recibir más de medio millón de clics. Cuatro años antes, en las elecciones de 2012, el Postsolamente produjo el 15% de las historias que hizo en 2016. Este robot se conecta con fuentes de información, y tiene la habilidad de colocar esa información que puede obtener dentro de los moldes que ya fueron creados y producir un artículo.

Uno más que está haciendo historia es el WordSmith de la Associated Press, creado por la firma Automated Insights. Se calcula que este robot permitió al 20% de los reporteros de la agencia dedicarse a producir artículos mucho más complejos. AI y AP tienen un acuerdo para producir informes financieros en base a los resultados de aproximadamente tres mil empresas, en cuestión de segundos. Dentro de la agencia subrayan que el acabado de los artículos es perfectamente compatible con los principios del famoso Manual de Estilo de la AP.

“Ahora los periodistas pasaron de repetir las mismas historias todo el tiempo a hacer el verdadero trabajo del periodista: hacer entrevistas, investigar qué hay detrás de un dato”, declaró a la BBC el ingeniero de Automated Insights, Locky Stewart.

Otro que trabaja a toda máquina es el News Tracer de Reuters, cuya capacidad de predecir la credibilidad de un post de Twitter parece una operación de ciencia ficción. Por otra parte, el Wibbitz del diario USA Today puede producir videos cortos y condensar artículos periodísticos para colocarlos dentro de un libreto y mezclarlos con una selección de imágenes, así como agregar la voz sintetizada de un reportero o conductor.

¿Cómo sufragar los gastos?

En el año 2017, la inversión en publicidad digital superó a la que se hizo en televisión en Estados Unidos y otras zonas del mundo. Las cifras son claras. La inversión en publicidad digital fue de 209 mil millones de dólares, un aumento considerable si se compara con los 178 mil millones de 2016, según Magna, compañía de investigación global que forma parte de IPG Mediabrands. La televisión facturó 178 mil millones, una caída notable desde los 186 mil millones de 2016, cuando los Juegos Olímpicos y las elecciones presidenciales de Estados Unidos dieron un gran impulso a la publicidad.

De alguna manera, la interpretación que deben hacer los periodistas y, sobre todo, los líderes de los medios noticiosos, es que el público ya no está abrumadoramente en las plataformas tradicionales y los que invierten en publicidad lo saben. De la publicidad, en gran medida, salen los fondos para sueldos y recursos que el periodismo necesita para funcionar. Las publicaciones impresas, por ejemplo, sufrieron una caída del 11% en cuanto a ingresos publicitarios en 2016.

Facebook, Twitter, YouTube e Instagram no son medios informativos en sí mismos, no producen contenido alguno, pero al igual que Google son “destinos noticiosos”. En gran medida, es allí donde el público encuentra la noticia, buena, mala o regular. Pero he aquí una mala noticia. Google y Facebook están acaparando aproximadamente el 70% de las inversiones en publicidad digital, lo cual representa un golpe para la consolidación de un modelo de negocios que permita vivir como antes al periodismo. Si todos van para internet y estos dos colosos se llevan la mayor parte del pastel, ¿cómo puede sobrevivir esta profesión? Siempre habrá un espacio para quienes lo sepan hacer bien, dicen los expertos.

Muchos son los proyectos periodísticos que no dependen de la publicidad. Desde organizaciones sin fines de lucro como la norteamericana AP, la agencia de prensa más grande del mundo, hasta la cadena BBC, por cuyo servicio los británicos pagan una especie de impuesto, el mundo mediático ha sabido moverse en diferentes esferas durante mucho tiempo. Algunos proyectos de reciente creación están acercándose a esos modelos, sobre todo por la vía del llamado “crowdfunding”, o micromecenazgo a través de plataformas como Kickstarter y GoFundMe, entre otras.

Para bien o para mal, se trata de una guerra. Una guerra que no se puede ganar con líderes guerrilleros improvisados. Para ganar los favores de nuestra época, como en todas las grandes guerras, se necesitarán estrategas forjados en el fragor de importantes batallas. Gente con audacia, conocimientos e imaginación.

 

 

 

 

 

©Jesús Hernández Cuéllar. All Rights Reserved

About the Author

Jesús Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine. Desde 1981 ha trabajado en todo tipo de medios: agencias de prensa, diarios, radio, televisión, semanarios, internet, revistas y redes sociales. Fue redactor de la agencia EFE en Cuba, Costa Rica y Estados Unidos, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles, California, e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Ha trabajado como periodista en las elecciones presidenciales de Estados Unidos desde la elección de Ronald Reagan en 1984.

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