Se acerca el momento crucial por la Casa Blanca

Written by on 06/11/2016 in Cronica, Política - No comments
Política. Crónica.
Por Jesús Hernández Cuéllar…
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El candidato republicano Donald Trump y su rival demócrata Hillary Clinton. (Wikimedia Common Creatives)


Encuestas recientes revelan que la elección del 8 de noviembre será una de las más cerradas de los últimos tiempos, y hasta el presidente Barack Obama lo reconoció el día 4.

En un esfuerzo presidencial sin paralelo en la historia de Estados Unidos en apoyo a su Partido Demócrata, Barack Obama dijo a un grupo de simpatizantes de Hillary Clinton en Carolina del Norte el 4 de noviembre, que esta elección de 2016 “no debía ser tan cerrada, pero va a ser una elección muy cerrada”. Para el mandatario, la posición finalista en la que se encuentra el candidato republicano Donald Trump refleja “el grado en que nuestra política se ha transformado en un reality show de televisión de mala calidad”.

Expertos y medios de comunicación interpretaron estas palabras de Obama, y su enorme esfuerzo en respaldo a Clinton en los últimos días, como un temor evidente en las filas demócratas a que el hombre que no fue tomado en serio cuando anunció su candidatura el verano de 2015, podría llegar a la Casa Blanca.

Clinton y Trump coincidieron el sábado 5 de noviembre en Florida, un campo de batalla que podría definir la elección. Ambos viajaron hasta allí con la esperanza de atraer a los votantes indecisos, y la emprendieron el uno contra el otro, como de costumbre, en esta recta final cargada de incertidumbre. Florida, donde podría producirse cualquier resultado, votó por muy estrecho margen a favor de George W. Bush frente a Al Gore en 2000, 48.85% a 48.84%, en una polémica elección que fue decidida por la Corte Suprema en un fallo que la izquierda norteamericana todavía condena. En 2004, también favoreció a Bush 52.10% a 47.09% frente al actual secretario de estado John Kerry. En 2008, sin embargo, dio su respaldo a Barack Obama frente al senador John McCain, 51.3% frente a 48.22%, y en 2012 volvió a respaldar al mandatarlo frente al ex gobernador Mitt Romney 50.01% a 49.13%. Florida tiene 29 votos electorales. Su condición pendular lo diferencia de California, demócrata por excelencia con 55 votos electorales, y Texas, proclive a votar mayormente por los republicanos, con 38 votos.

El fin de semana previo al día 8, Clinton viajó también a Pensilvania y Trump se desplazó a otros tres estados con tres zonas horarias diferentes en una enérgica cruzada de los dos candidatos en las últimas 72 horas de su campaña.

El fragor de la batalla ha sido tan intenso, que el sábado 5 de noviembre, agentes del Servicio Secreto tuvieron que evacuar a Trump de un escenario en Reno, estado de Nevada, ante una presunta amenaza. Un hombre desarmado fue arrestado allí, en medio de un gran despliegue policial y de hombres con uniforme militar que portaban armas largas.

El alto costo de la vida, los bajos salarios y los empleos de tiempo parcial, el declive de la clase media, el éxodo de empresas hacia el extranjero, la seguridad nacional ante las amenazas de redes terroristas y gobiernos extranjeros, el seguro de salud Obamacare, los insultos de Trump a quienes lo critican, los correos electrónicos de Clinton en un servidor privado cuando era secretaria de estado, la inmigración indocumentada y los tratados comerciales de Estados Unidos, han sido temas claves de esta campaña, cuando las descalificaciones personales han dejado algún espacio para el verdadero debate político.


Hablan las últimas encuestas

Muy poco antes de la jornada final, la mayoría de las encuestas mostraban precisamente altibajos que no permitían definir con exactitud quien podría obtener la victoria el día 8. En suma, Clinton mantenía una ligera ventaja. Una de ellas, dada a conocer el sábado 5, daba ventaja a Trump de cinco puntos porcentuales. Esta fue hecha por el diario Los Angeles Times y la Universidad del Sur de California / Dornsife, y presentaba 48% para el magnate y 42.6% para Clinton. Otras dos, de la agencia británica Reuters y la firma Ipsos en conjunto, daban ventaja de cuatro puntos a la ex primera dama, 43% a 39% y 44% a 40%.

Un sondeo de la cadena televisiva Fox News, divulgada el 4 de noviembre, concedía a Clinton una leve ventaja de dos puntos, 45% a 43%, con 5% para el candidato del Partido Libertario, Gary Johnson, y 2% para la Dra. Jill Stein, del Partido Verde.

El día 3 se divulgaron otras encuestas. Una de la Universidad Quinnipiac también daba ventaja a Clinton en cuatro estados pendulares. En Florida, 46% a 45% para la aspirante demócrata; en Ohio 46% frente a 41% de Trump; en Pensilvania, 48% para Clinton a 43%, y en Carolina del Norte 47% frente a 44%.

En otro tipo de cálculo, el portal FiveThirtyEight señalaba que Clinton tenía 66.9% de posibilidades de ganar, frente a 33.1% de Trump. Aun cuando esto parece abrumador, en realidad representa una caída de Clinton, que tenía 81.3% de probabilidades una semana antes. Este portal predijo que Clinton ganaría el voto popular 48.5% frente a 45.3% de Trump, con 293.8 votos electorales para la ex secretaria de estado y 243 para el magnate de bienes raíces.

La firma de análisis de datos Catalist reveló que hacia el 4 de noviembre se habían emitido más de 33 millones de votos anticipados en 38 estados de la nación. En 2012, 32 millones votaron por adelantado. Se calcula que en 2016 hay 225.8 millones de votantes en Estados Unidos, de los cuales 74% son de raza blanca, 12.4% son afroamericanos y 11.8% son hispanos.

Mientras tanto, el portal RealClear Politics, que recopila encuestas hechas por diversas instituciones, indicaba el sábado 5 de noviembre que Clinton tenía 216 votos electorales asegurados y Trump 164. Se necesitan 270 para obtener la victoria. También señalaba que la batalla por el Senado se encontraba empatada 46 asientos a 46, entre demócratas y republicanos. En cuanto a la Cámara de Representantes, los republicanos mantenían 224 asientos y los demócratas 190.

Por su parte, la legendaria firma Gallup indicaba que solamente 32% de los estadounidenses veía a Hillary Clinton como una mujer honesta, mientras que únicamente 36% tenía la misma opinión de Donald Trump. El porcentaje de Clinton, aunque muy bajo, revelaba que esa percepción de ella no había cambiado significativamente después de que el F.B.I. anunció que retomaría la investigación de los correos electrónicos de la candidata, recibidos y enviados en un servidor privado cuando era secretaria de estado. En septiembre, Clinton tenía 35%. Varias encuestas de Gallup han indicado desde 2015 que la ex primera dama y el magnate republicano sufren de un enorme rechazo de parte del electorado.

Los encuestados por esa firma también subrayaron que si Clinton es elegida presidenta, preferirían un Congreso republicano, con 10 puntos de ventaja para los conservadores, 52% a 42%. Sin embargo estaban casi empatados en cuanto a qué partido debía dominar el parlamento norteamericano si Trump llega a la Casa Blanca, con una leve ventaja para los conservadores, 48% prefiere a los republicanos y 46% a los demócratas.


¿Cómo se Elige al Presidente de Estados Unidos?


Argumentos de campaña

A lo largo de los últimos 18 meses, Clinton se ha comprometido a conservar y superar el legado de Obama, a quien sirvió como máxima exponente de la política exterior norteamericana entre 2009 y 2013. La ex primera dama ha señalado que el componente más importante de ese legado, el seguro conocido como Obamacare, que tendrá un aumento promedio en sus costos del 25% a nivel nacional en 2017, debe ser preservado y podría ser mejorado. Por otra parte, ha prometido encontrar una salida a la situación de los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos, con una vía hacia la ciudadanía norteamericana. La carga contra Trump se basa principalmente en que los insultos, burlas y otras ofensas que ha hecho a inmigrantes indocumentados mexicanos, a personas discapacitadas, a mujeres, a los medios de comunicación y a héroes de guerra inclusive republicanos, así como sus críticas hacia los tratados comerciales que Washington ha firmado con otros países, reflejan que su adversario no está calificado para ser presidente ni comandante en jefe de las fuerzas armadas. Las diversas bancarrotas comerciales del magnate, su negativa a hacer pública su declaración de impuestos y a pagar a pequeñas empresas que han trabajado para él, según Clinton, también lo descalifican.

Clinton también mantendría en pie los tratados comerciales firmados por Estados Unidos, llevaría a cabo una reforma de Wall Street para equilibrar la relación entre el mundo corporativo y las clases media y de bajos ingresos. También defendería a los sindicatos, y trataría de reducir los altos costos de las carreras universitarias. Con sus discursos y argumentos de campaña, Clinton ha ganado las simpatías de gran parte de las mujeres y de los electores hispanos, negros, asiáticos, de la comunidad LGBT y de muchos discapacitados. Su esposo, el ex presidente Bill Clinton, el actual mandatario Barak Obama y su rival en las primarias demócratas, Bernie Sanders, han apoyado intensamente a Clinton.

Trump, por su parte, ha explotado cuidadosamente el desafortunado episodio de Bengazi, en Libia, en el que murieron cuatro diplomáticos norteamericanos, incluido el embajador en aquel país, Christopher Stevens, durante un asalto armado en septiembre de 2012, así como el surgimiento de la diabólica red terrorista Estado Islámico. De acuerdo con la evaluación de Trump, estos dos casos son ejemplos de la debilidad tanto de Obama como de Clinton en materia de política exterior. De hecho, culpa a los dos líderes demócratas del nacimiento de grupo radical islámico. En su primer día de campaña, en junio de 2015, el magnate declaró que con la inmigración indocumentada entran al país criminales y violadores, por lo que se propone construir un muro en la frontera y obligar a México a pagar por el mismo. También considera que los negociadores del gobierno norteamericano son “un desastre” ya que Estados Unidos tiene déficits en su balanza comercial con todos los países y bloques con los que ha firmado acuerdos. Por otra parte, ha prometido regresar a las empresas estadounidenses que se han trasladado a otros países, provocando un gran desempleo en esta nación.

En ninguno de los casos, Trump ha explicado con claridad cómo se propone llevar a cabo sus planes, excepto en el de obligar a México a pagar por el muro fronterizo. En este punto, establecería cierto tipo de impuestos a las remesas que envían los inmigrantes mexicanos a sus familias en el país azteca. El banco central mexicano informó este año que en 2015 se recibieron 24 mil 800 millones de dólares por ese concepto.

Pero ahí no se detuvo el también ex estrella del programa de la cadena NBC“The Apprentice”. Además, quiere deshacer o renegociar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA, por sus siglas en inglés), que Washington acordó con México y Canadá.

Por supuesto, el tema de los correos electrónicos oficiales de Clinton en su servidor privado cuando era secretaria de estado, ha sido útil a Trump para decir inclusive que este hecho no solamente descalifica a la ex primera dama y ex senadora para ser presidenta y comandante en jefe, sino que la que podría ser la primera mujer en llegar a la Casa Blanca “debe estar en la cárcel”.

El lenguaje soez del empresario convertido en político lo ha privado del apoyo de importantes líderes de su propio partido. Los dos presidentes Bush y el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, los ex candidatos presidenciales John McCain y Mitt Romney, los ex secretarios de estado Colin Powell y Condoleeza Rice, y el actual presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, se han negado a apoyarlo abiertamente. Sin embargo, Trump obtuvo más de 13 millones de votos en las primarias republicanas, una cifra histórica para ese partido conservador, y derrotó a 16 contrincantes.

Clinton tuvo también su desliz el verano pasado al calificar a la “mitad de los seguidores” de Trump de personas “deplorables” por ser racistas, sexistas, homofóbicos y xenófobos. La campaña de Trump no tardó en reaccionar ante el insulto. De inmediato, la aspirante demócrata lamentó lo que había dicho, indicando que había generalizado a ese grupo al calificarlo de “deplorable”, porque generalizar “es siempre una mala idea”.

En las últimas semanas otros dos episodios han dañado las campañas de los dos candidatos. Una decena de mujeres ha acusado a Trump de haberlas acosado sexualmente a lo largo de los años. Una grabación en la que el magnate se expresa de manera muy controversial sobre las mujeres, “a las cuales puedes tocar lo que quieras” cuando alguien es famoso, fue un duro golpe. En el caso de Clinton, el anuncio del director de F.B.I., James Comey, de que ese organismo federal reabriría la investigación sobre nuevos correos electrónicos de la candidata demócrata ha sido demoledor para la campaña liberal.

En busca de un equilibrio, Obama dijo que consideraba a Comey “un hombre honesto”, y que esperaba que este proceso no fuese politizado. Comey está registrado como republicano, y el pasado mes de julio anuncio que cerraría el caso de los correos de Clinton y que no presentaría cargos contra ella, pero pensaba que la ex primera dama había sido “extremadamente descuidada” en el manejo de los mensajes electrónicos que pudieron poner en peligro la seguridad nacional.

El país en medio de las elecciones

Las elecciones de 2016 se llevan a cabo en el marco de una lenta recuperación económica luego de los desastrosos efectos de la Gran Recesión que estalló en 2008, precisamente al final de la campaña electoral de aquel año, que llevó a Obama a la Casa Blanca. Cifras del Departamento del Trabajo de principios de noviembre de 2016 señalan que la tasa de desempleo en el país es de 4.9%. Pero la firma Gallup, que rastrea constantemente este renglón, asegura que el desempleo real en Estados Unidos es de 9.7%, que solamente 46.4% de los trabajos disponibles son buenos, y que apenas el 35.4% de la fuerza laboral se siente comprometida con la empresa para la cual trabaja. Además, la encuestadora registró que 72% de los norteamericanos cree que la inmigración es algo bueno para Estados Unidos, y el 25% piensa que es mala.

En ese contexto, la propia Gallup define que el nivel de aprobación de Obama era el 5 de noviembre, de 51%.

Por otra parte, un estudio del Centro de Investigación Pew revela que solamente el 22% de los estadounidenses piensa que los medios de comunicación locales tienen credibilidad, y únicamente el 18% considera lo mismo de los medios nacionales. Contrario a lo que muchos piensan, ese mismo sondeo indica que sólo el 4% cree en las noticias que ve en las redes sociales.

Clinton obtuvo un doctorado en leyes en la Escuela de Derecho de la Universidad de Yale en 1973. Tiene 69 años de edad. Trump recibió una licenciatura en economía de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania en 1968. Tiene 70 años.

Jesús Hernández Cuéllar

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About the Author

Jesús Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine. Desde 1981 ha trabajado en todo tipo de medios: agencias de prensa, diarios, radio, televisión, semanarios, internet, revistas y redes sociales. Fue redactor de la agencia EFE en Cuba, Costa Rica y Estados Unidos, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles, California, e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Ha trabajado como periodista en las elecciones presidenciales de Estados Unidos desde la elección de Ronald Reagan en 1984.

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