¿Michael Bloomberg, una posible opción para Estados Unidos?

Política. Periodismo. Comentario crítico.
Por Jesús Hernández Cuéllar…
Michael Bloomberg

Michael Bloomberg ha sido el alcalde número 108 de la ciudad de Nueva York.

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El multimillonario exalcalde de Nueva York podría declararse candidato presidencial independiente. Ha sido demócrata y republicano. Apoya la reforma migratoria, el derecho al aborto, el matrimonio de personas del mismo sexo y el control de armas. Se opuso a la retirada de tropas de Irak, y es abiertamente procapitalista. ¿Conservador o liberal?

Para muchos votantes, Estados Unidos afronta una crisis de liderazgo sin precedente, en medio de una recuperación económica tambaleante y amenazas externas que habría que tomar con mucha mayor seriedad. Esto ha permitido que el magnate Donald Trump, irrespetuoso e intempestivo radical de derecha, y el senador Bernie Sanders, anticapitalista de extrema izquierda, hayan colocado contra las cuerdas a sus contrincantes en las primarias de sus respectivos partidos. Ante tal situación, el empresario Michael Bloomberg, que fue alcalde de Nueva York durante tres períodos y que cuenta con una fortuna personal que supera los 41 mil millones de dólares, está considerando cautelosamente presentar su candidatura presidencial de manera independiente. ¿Sería este hombre que hoy 14 de febrero cumple 74 años el héroe de la contienda electoral?

Las experiencias recientes con candidatos independientes sólo sirvieron para restar votos a sus rivales conservadores y liberales, según haya sido el caso. En 1992, el también empresario derechista Ross Perot, del Partido de la Reforma, cargó con parte de la culpa por la derrota del experimentado presidente George Bush padre frente a un hombre casi desconocido llamado Bill Clinton. En 2000, no faltaron aquéllos que culparon al candidato del Partido Verde, Ralph Nader, ambientalista, activista de la justicia social y la no violencia, por la derrota del entonces vicepresidente Al Gore frente a George Bush hijo.

El historial político de Bloomberg,
sin embargo, revela un temperamento pragmático. Si funciona, bien. Si no funciona, hay que cambiar. Este hombre, que es dueño del servicio de noticias financieras más grande del mundo, Bloomberg L.P., el cual divulga su información a través de una agencia cablegráfica, una red global de televisión, publicaciones digitales, una estación de radio y tres revistas especiaizadas, no pierde pie ni pisada del acontecer político del mundo. En 2014 creó una nueva división de la empresa, Bloomberg Politics, una plataforma mediática múltiple, en la cual convergieron todos los especialistas en política del área financiera de la compañía. Bloomberg L.P. tiene un valor en el mercado de 22 mil 500 millones de dólares.

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Michael Bloomberg. Wikimedia Commons.

Es importante saber todo esto porque Bloomberg, además, apoya la reforma migratoria pendiente en el Congreso de Estados Unidos, y simpatiza con la legalización de millones de indocumentados que viven en el país. Contrario a sus colegas republicanos, respalda el derecho de la mujer al aborto, el derecho al matrimonio de las personas del mismo sexo, y aboga por mayores restricciones a la venta de armas de fuego. Del otro lado — no podía ser de otra manera con su enorme fortuna y la naturaleza de su negocio — es un defensor a capa y espada del mundo empresarial y el sistema capitalista. En honor a la verdad, podría ser el republicano perfecto. Y también, el demócrata perfecto. Pero, si decide presentarse como candidato independiente, sería la tormenta perfecta cuyos vientos azotarían sin piedad a demócratas y republicanos.

Bastante lejos de Ross Perot y de Ralph Nader, Bloomberg se parece más a Ronald Reagan, quien militó durante toda su juventud y parte de la madurez en el Partido Demócrata hasta ingresar al Partido Republicano en 1962, a la edad de 51 años. Bloomberg también fue demócrata hasta el año 2001 cuando se transformó en republicano y presentó su candidatura como alcalde de Nueva York, ciudad con 68% de votantes demócratas. Se necesita mucho pragmatismo para hacer ese cambio en un contexto político supuestamente hostil. Por supuesto, por razones éticas, ese año también abandonó la presidencia de Bloomberg L.P. Contra todos los pronósticos, fue elegido alcalde frente al demócrata Mark Green, pocas semanas después de los ataques terroristas de septiembre de ese año contra Nueva York y Washington. Fue reelegido en 2005 y para sorpresa de muchos, abandonó el Partido Republicano dos años después, logró cambiar la ley electoral municipal y en 2009 fue reelegido para un tercer período como independiente. Ni cortos ni perezosos, los líderes republicanos locales le permitieron estar en la boleta de su partido, aun como independiente o paralelo.

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Michael Bloomberg. Caricatura en Flickr.

Durante los 12 años que ocupó el cargo de alcalde neoyorquino, declinó recibir su salario oficial. Sólo aceptó recibir la tradicional suma simbólica de un dólar al año por sus servicios. Uno de sus mayores éxitos durante sus tres períodos de gobierno, que se atribuye a sus políticas de protección del medio ambiente, fue el aumento de la expectativa de vida de los neoyorquinos en tres años más, mientras que el promedio del país fue de 1.8 años.

Según el diario The New York Times, tras sus años como alcalde, Bloomberg dejó en las arcas municipales un superávit de dos mil 400 millones de dólares, cuando en realidad había recibido en 2002 un déficit de entre tres mil y cinco mil millones. Abrió 800 acres de espacios al aire libre, mejoró el transporte público, disminuyó la tasa de criminalidad, convirtió el hábito de fumar en un tabú, más personas se mudaron a Nueva York de las que se fueron, y en 2013 la cifra récord de 54 millones de turistas pasearon por las calles de la ciudad. El influyente periódico también hizo críticas a una fallida política policial que acosó a miembros de las minorías étnicas, y que fue rechazada por un tribunal federal. Aun así, la evaluación final del Times fue de que “Nueva York tiene una mejor imagen de la que tenía cuando él llegó a la Alcaldía”.

En 2007, durante los debates legislativos sobre el proyecto de reforma migratoria, no solamente dio su respaldo. Dijo textualmente a los que se oponían, inclusive con un fragmento de la Declaración de Independencia: “es como si esperáramos que los agentes fronterizos hicieran lo que en un siglo el comunismo no pudo hacer: derrotar las fuerzas naturales del mercado de la oferta y la demanda… derrotar el deseo natural de los humanos de tener libertad y oportunidades. Se pueden sentar en su silla en la playa y pedirle a la marea que no entre. Mientras Estados Unidos permanezca como nación dedicada a cumplir la propuesta de que ‘todos los Hombres fueron creados iguales, que su Creador los ha dotado de ciertos Derechos inalienables entre ellos la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad’, gente cercana y lejana seguirá tratando de entrar a nuestro país”.

Bloomberg no ha decidido ser candidato presidencial todavía. Tal vez nunca lo haga. Pero el panorama político actual de Estados Unidos, parece estar pidiendo a gritos la entrada de un gran tercer partido en la arena electoral. Si eso ocurriera, Bloomberg sería un aspirante a la Casa Blanca digno de tomar en cuenta. No tendría ataduras idelogógicas ni partidistas, como ya lo ha demostrado, y a pesar de sus simpatías por el capitalismo puro y duro, no estaría sujeto a los poderosos intereses especiales. No los necesita.

[Este trabajo de Jesús Hernández Cuéllar petenece a su columna Café Expresso de ContactoMagazine.com]

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About the Author

Jesús Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine. Desde 1981 ha trabajado en todo tipo de medios: agencias de prensa, diarios, radio, televisión, semanarios, internet, revistas y redes sociales. Fue redactor de la agencia EFE en Cuba, Costa Rica y Estados Unidos, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles, California, e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Ha trabajado como periodista en las elecciones presidenciales de Estados Unidos desde la elección de Ronald Reagan en 1984.

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