Esferas

Written by on 18/10/2013 in Literatura, Relato - No comments
Literatura. Relato.
Por José Luis Borja…
Esfera

Los cronistas de los siglos XX y XXI destacan que la esfera jugaba un papel fundamental en la sociedad de aquellas épocas. La televisión, después de haber reducido el círculo familiar a un semicírculo,  había sido el vehículo ideal para darle al pueblo el pan y circo de cada día y la esfera en diversos tamaños. Utilizada con utensilios variados, o con la simple mano o el pié, había permitido el desarrollo de toda una industria así como de un sin fin de nuevas palabras y expresiones como, por ejemplo, no dar pié con bola.

La gente se reunía en los bares  para ver lo que llamaban deportes, mientras consumía cerveza o bebidas alcoholizadas y comida, muchas veces nociva, preparada con premura y denominada comida rápida. Las esferas de todo tipo y tamaño podían convertir algún día  en millonario a todo aquel que supiera darles con un palo, una raqueta, la mano o el pié para introducirlas en hoyos, cestas, arcos, etc… Cualquiera que fuera diestro en su manejo podía ser becado por alguna universidad afamada. Servían también para convencer a los padres de los estudiantes menos hábiles que debían pagar las matrículas exorbitantes exigidas para estudiar allí y no en otra universidad menos favorecida por la fama de su equipo de fútbol o de baloncesto y por ende más barata.

De todas estas disciplinas, la que más me llama la atención es el golf. Además de su carácter ecológico, me encanta por su uso del principio de Bernoulli, de las ecuaciones diferenciales para determinar la mejor trayectoria de la pelota y del preciso cálculo de la cantidad de movimiento para escoger el mejor palo para la tarea. En las antiguas grabaciones, cada vez que veo a uno de aquellos campeones poniéndose en cuclillas para examinar el perfil del terreno, me imagino la capacidad de cálculo que debía albergar su cerebro para resolver casi instantáneamente complejas ecuaciones diferenciales no lineales. El mayor toque de refinamiento se produce cuando arranca algunas hebras de la perfecta grama y las deja caer para estimar la velocidad del viento con el fin, supongo yo, de tomar en cuenta la resistencia del aire cuando está a punto de meter la pelota en el hoyo. En aquellos momentos cargados de emoción, el público mágicamente se solidariza con él y hace silencio. Los comentaristas casi susurran, poniendo en relieve el momento cumbre. El suspenso es total. Luego viene el desenlace con los gritos de alegría o las exclamaciones de decepción. Como en todos los deportes jugados con utensilios, en caso de fracaso, el jugador siempre examina su utensilio, como echándole la culpa.

Los demás deportes, que me perdonen sus pretéritos aficionados, eran menos dramáticos que el golf. En comparación, jugar ajedrez era un juego de niños y demasiado determinista para captar la atención de las masas. Por eso no tuvo éxito. En cambio, el golf sí era un deporte intelectual, aunque algunos jugadores hicieran trampa usando la telekinesia para guiar la pelota y colocarla cerca del hoyo. Desafortunadamente, esta misma capacidad que la evolución nos ha traído ha sido la causa de la prohibición de todos los deportes que usan esferas, porque todavía no ha logrado erradicarse el afán del ser humano de tomar atajos en su camino hacia el éxito.

 José Luis Borja

 José Luis Borja©All Rights Reserved

 

About the Author

José Luis Borja. Nació en Francia, de padres españoles refugiados de la guerra civil. Estudió ingeniería electrónica en Toulouse y efectuó su servicio militar en la Cooperación Técnica Francesa, en Sudamérica. Siempre le apasionó la literatura y, a pesar de que nunca estudió formalmente el castellano, ha escrito varios cuentos cortos en este idioma como “El tiempo de las cerezas”, “Cadena de los tiempos”, “Amargos de mandarina”, una novela histórica, "Aroma de caña fresca", y un libro de "Crónicas venecianas".

Leave a Comment