Comentario Crítico.
Por Ligia Minaya…
Señor Presidente:
Permítame felicitarle por su investidura como presidente. Su discurso me gustó. Si usted elimina la corrupción, la delincuencia callejera, da el 4% a la educación y hace que además de construcción de escuelas y mejoramiento de los maestros, se eduque al pueblo, y pone mano dura a la violencia contra las mujeres, da pensión de los cañeros y a tantos otros que la tienen bien ganada, reconstruye la policía y les da el aumento salarial que necesitan, hace que se cumpla la ley, con eso y otras pequeñas cosas, el país cambiará para bien. Usted y su gabinete tienen ahora millones de cosas que arreglar para que el país sea de primera clase, bueno, visible, satisfecho y alegre ¿Lo harán? Es mi mayor deseo de que sea usted un presidente histórico, ese que recordemos con cariño y gratitud, ese que su trabajo sea escrito con letras de oro en la historia dominicana. Quiero decirle, que hoy existen errores con miles de años, y otros que un día están aquí y otro allá. Así sucede con la Constitución y las leyes. Hay espacios constitucionales y legales, buenos unos y otros no tanto. Unos se podrán ajustar y otros habrá que quitarlos.
Si le escribo esta carta es porque, si cierro los ojos, los oídos y la boca, mi corazón estallará de tristeza. Hay muchos arreglos que no se podrán hacer en cuatro años, pero otros, que sí puede usted arreglar. ¿Sabía usted que en el manicomio del Km. 28 duermen los locos en el suelo, no tienen qué comer a menos que su familia les lleve la comida, los medicamentos; andan desnudos, y psiquiatras solo hay dos? Tienen un presupuesto menos de la mitad de lo que gana un funcionario. Todos tenemos la locura detrás de la oreja y uno no sabe qué día, como hiedra que todo lo envuelve, nos dará un asalto. Señor Presidente, no sé si de verdad existe el infierno, pero el manicomio del Km. 28 sí que lo es. Darle lo que necesita es comenzar a hacer lo que nunca se ha hecho. Confío en que usted haga lo más importante que, a veces, son cosas pequeñitas, pero imprescindibles para los ciudadanos, como escuchar al pueblo. Asómese a la ventana. Escuche lo que dice la gente. Mire a su alrededor. Y si tiene que darle un boche a uno de sus funcionarios, déselo. El pueblo se lo agradecerá.
En cuanto a su gabinete he visto que algunos son muy buenos, como Domínguez Brito y otros repiten, como el Jefe de la Policía Nacional ¿Y por qué lo repitió cuando usted en su discurso dijo que acabaría con la violencia? La policía de hoy es violenta y no merece confianza y su Jefe no hace lo que tiene que hacer ¿Y entonces? Por favor, eduque esa institución tan imprescindible para el pueblo. La violencia callejera me aterra, los crímenes policiales me estremecen, la muerte de cientos de mujeres cada año me da rabia, pero si usted hace aunque sea la mitad de lo que dijo en su discurso, le juro que lo apoyo. No nos defraude señor Presidente. El pueblo está pendiente de sus acciones y si cumple lo prometido nos tendrá a su lado.
Deseándole lo mejor de lo mejor, hasta mi próxima carta.
Ligia Minaya
Denver, Colorado
18 agosto 2012
Ligia Minaya, dominicana residente en Denver, Colorado. Escribe para Diario Libre, una columna sabatina con el título de “Saudades”. Ha sido juez, procuradora fiscal, profesora de criminología, consultora jurídica de la Secretaría de Medio Ambiente; y ha publicado varios libros, entre ellos: Palabras de Mujer (selección de los artículos escritos en el periódico Última Hora, 1977); El Callejón de las flores (cuentos eróticos,1999 y 2004); Cuando me asalta el recuerdo de ti (novela, 2003); Mi corazón tiembla en la sombra (novela, 2007); Mujeres de Vida Alegre (cuentos, 2009).
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